ALGO PENDIENTE, MARI RIZK
IN MEMORIAM
Por. Antonio-Pedro Tejera Reyes
Pareciera imposible que en nuestra continua actividad como escritor, durante tantos años, pudiésemos dejar de dedicarle estas líneas póstumas a una amiga que se nos fue y con quien hemos tenido en estos últimos años, un contacto, que si bien no era visible, sí que era persistente gracias a nuestra presencia en su casa, para disfrutar de unos inolvidables encuentros semanales en compañía de su hermano José y un grupo de una decena de buenos amigos.
Y es que la imagen de la Sra. Mari, siempre estuvo presente en nuestro ámbito con sus innumerables detalles que, desde su oculta presencia, nos enviaba a cada rato para recordarnos que no estábamos solos. Que una persona con una alta sensibilidad cuidaba de que su querido hermano y sus amigos, pasaran un agradable rato alrededor de unas partidas de dominó, y unas charlas amistosas sobre recuerdos imperecederos que más de una vez, nos llevaban a su lugar de nacimiento, algo inolvidable para quienes hemos arribado a este país, Venezuela, que era el sueño de la prosperidad que allá por los años cincuenta del siglo pasado teníamos todos en la mente.
Quiriquire fue el punto de llegada de la Sra. Mari, en aquellos años en que el petróleo convirtiera este poblado del Estado Monagas, en un centro de atracción mundial por su importante yacimiento de petróleo, donde ella fundaría con su esposo, una familia venezolana compuesta por sus tres hijos y su correspondiente descendencia.
Allá, en la lejanía, a miles de kilómetros de distancia, quedaría su Bsarma natal, el pueblo de su origen, en ese Líbano cuna de una civilización ancestral de donde más tarde llegaría a Venezuela su hermano José, hoy nuestro particular querido amigo, de cuya trayectoria nos ilustra Gustavo Gómez, otro querido amigo cuyas historias sobre Maturín y sus habitantes son una constante motivación en nuestras permanentes charlas.
Un trabajo honrado y sacrificado llevaría a la Sra. Mari a fundar esa familia, crear una empresa familiar con sus dos hermanos, y un ambiente social de mucha prestancia, disfrutando de una apacible tranquilidad durante muchos años, solo enturbiada por esos vaivenes que dan la situaciones políticas, las pérdidas físicas de las inolvidables y queridas amistades, y esas complicadas ocasiones en las que muchas de las veces caemos por los avatares del destino…
En ese escenario la Sra. Mari vivió y le sonrió a la vida, viendo como sus familiares y paisanos iban creciendo en sus aspiraciones, desarrollando sus capacidades y levantando una ciudad que a su llegada era “un pueblo triste anonadado en la llanura”- decía el poeta – y que hoy es una ciudad atropellada por la falta de una planificación adecuada, pero que ella – como nosotros – amaba, y amará eternamente, donde los designios del destino decidiera llevarle.
La vida es un compendio de situaciones, en las cuales nos convertimos en actores con mayor o menor éxito, pero donde dejaremos un rastro personal que será nuestra principal herencia, en la cual tienen mucho que ver las acciones que hayamos realizado en ella, el trato que le hayamos dado a familiares, a paisanos y a la comunidad entera. Algo que queda para la eternidad configurado en nuestra despedida terrenal, donde el amorque se nos ha profesado, el respeto y la bonhomía que hayamos sembrado a nuestro alrededor, será la imagen viviente, de nuestro paso de tránsito por este mundo, hoy cada vez más conflictivo, debido a su gigantesco e impulsivo desarrollo, marcado por la fuerza de una desbordada sociedad de consumo.
Un mundo donde la Sra. Mari fue desarrollando su vida con expresiones de amor capaces de crear buenas amistades, y acciones resolutivas para reducir el ritmo estresante que nos domina a todos, y que además sirve para disminuir la presión arterial y reducirla ansiedad social que existe en la sociedad actual, así como aumentar la autoestima, ayudando a evitar y combatir la depresión que muchas de las veces nos domina.
Según las encuestas, las personas que tienen relaciones significativas, se sienten más saludables, y se benefician de un estilo de vida sano, son las que tienen mayor longevidad. Amar nuestro entorno natural, nuestro hogar, a las personas, a la familia, amigos y a la sociedad entera, con una relación placentera comprometida, está demostrado tiende a que las personas vivan más tiempo.
Con la Sra. Mari, tuve mi última y breve, pero importante, conversación, a principios de este año en el mismo portal de su casa, donde me agradeció mi felicitación impresa que le había hecho llegar en estas memorables fiestas. El mensaje de paz y de alegría que nos mostró lo tenemos guardado en nuestro corazón.
Se nos fue una amiga. Hasta luego…
Muchas Gracias por tan hermosas palabras❤️
Asi lo era una gran Mujer?