EL TURISMO CUBANO Y VENEZUELA
Por Daniel Piske
Publicado el 22 Febrero 2016.- Al anunciar su plan económico la semana pasada, el presidente Maduro se refirió al turismo diciendo, palabras más, palabras menos, que había que ir a Cuba a aprender y además, traer expertos cubanos para que arranque lo que ahora el gobierno denomina uno de los motores de la economía.
Aunque a la gran mayoría de los venezolanos, especialmente a los miles de profesionales que trabajan en el sector, tal declaración les moleste, a nadie le sorprende. Después de todo, casi todas las personas que gobiernan hoy a Venezuela, han sido educadas, entrenadas y han vivido en Cuba. Por lo tanto, profesan un inquebrantable amor y lealtad a ese país. Un culto notoriamente manifiesto de la clase gobernante venezolana, que no ha logrado ser contagiado a la población en general.
En su primer discurso como presidente electo, Chávez nos prometió que marcharíamos hacia el Mar de la Felicidad, refiriéndose a las condiciones de vida de los cubanos y hay que admitir que ese objetivo ha sido ya alcanzado y en algunos aspectos, hasta superado.
Desde entonces, miles de millones de dólares del patrimonio venezolano, han sido trasladados a Cuba vía todo tipo de acuerdos y negocios en un incomprensible afán de fortalecer el gobierno de ese país.
Ahora, probablemente, comenzaremos a pagar por cursos y asesores cubanos en el área de turismo, como si en Venezuela no hubiesen miles de profesionales expertos, perfectamente organizados con sus empresas a través de asociaciones y cámaras de turismo agrupadas en el Consejo Superior de Turismo, Conseturismo.
Hay que reconocer que los cubanos son excelentes negociadores y hacen un buen trabajo mercadeando internacionalmente su país.
Pero aparte de eso, el turismo cubano no es el mejor de los ejemplos. Sus miles de trabajadores viven bajo esclavitud. El gobierno cobra mensualmente centenares de dólares por cada empleado a las cadenas hoteleras internacionales, pero solo le entrega al trabajador una tarjeta de racionamiento de alimentos y un sueldo equivalente a $ 25 al mes.
Los empleados del turismo en Cuba, no pueden pertenecer a ningún sindicato y de hecho, ningún cubano puede disfrutar de las playas, balnearios e instalaciones para turistas. Los cubanos tampoco hacen turismo interno, pues no pueden trasladarse de una ciudad a otra en su propio país, sin antes pedir una autorización a las autoridades.
Venezuela ha jugado un papel sorprendente y muy importante en el éxito del turismo cubano.
El turismo endógeno del que hablaba el presidente Chávez, resultó ser algo diferente, sin precedentes en la historia universal: Un país regalando viajes hacia otra nación, incluyendo pasajes, hoteles, operaciones y tratamientos médicos con absolutamente todo incluido, a cientos de miles de personas, venezolanas, ecuatorianas, nicaragüenses y bolivianas para beneficiar, no al desarrollo de su propia industria, el de sus trabajadores, infraestructura, regiones, compatriotas o país, sino a un estado extranjero.
Obviamente, con los cambios económicos y políticos en Venezuela, Cuba se prepara para el futuro y busca otras fuentes de ingresos. Hace dos años, cambió sus leyes para atraer inversión de otros países europeos y China, garantizando constitucionalmente el derecho de la propiedad privada, la libre convertibilidad y repatriación de dividendos y divisas.
De ese ejemplo – crear condiciones y garantías para atraer capital extranjero – ciertamente puede aprender Venezuela.