INSINUACIONES IRRESPONSABLES
Por Antero Flores-Araoz*
Entre los Derechos Humanos de primera generación, es más que evidente que se encuentran la vida, la integridad personal, la libertad de conciencia y de religión, la libertad de expresión y opinión, el derecho al honor y a la buena reputación, entre tantos otros. Todos ellos son primeramente derechos naturales y que posteriormente los países los han incorporado a su normatividad constitucional y legal, además de que los tratados internacionales sobre la materia, también los recogen.
Parecería ser que los derechos mencionados son absolutos, pero sin embargo frente al derecho a la vida tenemos pena de muerte, que algunos países la tienen normada y aplican con prudencia.
Igual que lo anterior sucede con el derecho a la libre expresión, el que puede colisionar con el derecho de terceros a su honor y buena reputación y, que en muchos países su afectación está sancionada como delitos de injuria, difamación y hasta calumnia.
Como podemos observar muchos de los derechos no son absolutos y uno de los que más se afecta es el derecho al honor y a la buena reputación, pues quienes creen que tienen el derecho a expresarse libremente sin límites, incurren muchas veces en excesos al efectuar calificaciones sobre personas que pueden llegar hasta a la perpetración de los delitos señalados en el párrafo precedente.
Pero muchísimo más grave que la perpetración de los actos delictivos antes aludidos, que por lo menos son frontales y pueden llevar responsabilidades penales, son las insinuaciones, algunas veces vedadas y otras maquilladas, que igual ofenden, pero pueden eximir de consecuencias penales.
Las cobardes insinuaciones a las que nos referimos, son nefastas pues a quien las escucha o lee, le puede generar dudas, cuando no confusión y, la duda también es ofensiva cuando se afecta a personas honorables que cuidan su nombre y reputación más que joyas invalorables.
Las insinuaciones a las que nos referimos hacen acordar, a quienes también para eludir responsabilidades, hablan y escriben en condicional, con los famosos; habría, sería, y podría, que equivalen a los famosos “quizás” y “sin confirmar”.
Hay el agravante cuando existe difusión mediática, que llega a un número muy grande de lectores, escuchas y veedores y, en que los medios informativos para tratar de sustraerse a las correspondientes resultas legales, hacen conocer un texto como que el medio no se responsabiliza por las expresiones de los terceros, incluso en los artículos de opinión.
El tema va mucho más allá que un deslinde de probables responsabilidades legales, ya que tiene relación con la moral, no debiéndose publicar cualquier cosa que afecte al honor y prestigio de terceros y menos con insinuaciones alevosas. El medio, éticamente, debería advertirle al autor del agravio, que ello va en contra de las políticas de carácter ético del medio, si es que las tuviera o, si es que teniéndolas son letra muerta, como pasa incluso en medios que hacen gala de existencia centenaria.
**Prestigioso Abogado y político peruano. Ex ministro del interior, Ex Senador, Ex congresista, fundador del partido político ORDEN