EL DRAGO MILENARIO DE ICOD DE LOS VINOS, SÍMBOLO DE CANARIAS, SORPRENDE CON SUS FLORES

El drago milenario de Icod de los Vinos, símbolo de Canarias, ofrece de nuevo el raro espectáculo de su floración. En esta ocasión solo ha tardado cuatro años en volver a mostrar sus flores en forma de espiga, algo extraño ya que lo habitual en la especie es que broten cada catorce o quince años.
Las condiciones climáticas y las lluvias han adelantado esta vez un proceso sobre cuya duración no se ponen de acuerdo los expertos. De todas formas, más importante que cuánto tarde en florecer el árbol es el significado de la aparición de las flores. Y en esto sí que hay unanimidad. «Se trata de un signo de buena salud», comenta Octavio Rodríguez, profesor de botánica de la Universidad de La Laguna.
De hecho, la frecuencia de la floración más que una anomalía es una muestra de que al milenario ejemplar aún le quedan muchos años de vida. Otra de las revelaciones de este fenómeno es que el árbol se prepara para una nueva fase de crecimiento, de la que saldrán esos frutos carnosos tan apreciados por mirlos y palomas. Son estas aves las que, atraídas por su jugoso néctar, han contribuido históricamente a la dispersión de las semillas y al consecuente florecimiento de esta especie por el paisaje del Archipiélago.
Uno de los aspectos más importantes del reverdecer de sus ramas se encuentra en la posibilidad de calcular la edad del árbol. La ecuación se halla multiplicando el número de ramificaciones por la cantidad de años que tarda el drago en florecer, a lo que se debe de sumar el número de años que necesita la planta para madurar antes de llegar a ser fértil, entre 10 y 20 años. La edad del drago ha sido muy discutida a lo largo del tiempo, barajándose antiguamente en más de 3.000 años, si bien ningún estudio ha podido confirmar dicha longevidad, siendo más fiable la que da al Drago de Icod una edad estimada en unos 700 años con una posibilidad de fallo de unos 100 o 150 años. Esto es debido a que es muy difícil detallar con exactitud la edad de un drago ya que es una herbácea leñosa, no un árbol estrictamente hablando, y por ello el drago no produce anillos ni renueva su corteza de forma cíclica.
Este ejemplar es, dentro de su especie, el de mayor tamaño 18 metros de altura y 20 de diámetro en sus base, y es el más longevo que se conoce en el mundo. Los dragos, de savia de color rojo granate –como la sangre de los dragones, a los que debe su nombre–, fueron objeto de veneración para los guanches, que utilizaban su jugo como sustancia curativa.
Muchas son las leyendas y fábulas que se han generado en torno al crecimiento y florecimiento del árbol mítico de las Islas. La más arraigada es la del mito de las Hespérides. La leyenda cuenta que tras las columnas de Hércules, en el Océano Atlántico, se situaban unas islas como paraíso en el que las ninfas, junto con un dragón, custodiaban este Jardín de las Hespérides, donde protegían al árbol de la inmortalidad. Su florecimiento marcaba el momento más intenso de exaltación de la vida.
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