UN CLÁSICO: THE TIMES NEW ROMAN…

Es considerada tan perfecta y legible que incluso en algunas universidades como la nuestra le indican hasta los puntos del tamaño de la fuente para la redacción de las tesis…
Muy interesante nos resultó, conocer a través de un programa que se trasmite hace años en TVE “Saber y Ganar” que tratamos de no perdernos, de algo que está presente en nuestras vidas prácticamente todos los días como es la tipografía Times New Roman.
Pues tiene una historia muy interesante y se la compartimos amigos lectores, aquí les va, se cuenta que esta letra nació de manos y mente naturalmente de Stanley Morison, un personaje que nació en 1889, en Essex, pero que pasó la mayor parte de su niñez y juventud en Londres.
Fue tipógrafo, diseñador e historiador, su formación fue prácticamente autodidacta, ya que dejó la escuela cuando su padre abandonó a su familia.
A no dudarlo, la obra maestra de Morison es la Times New Roman. Y como nació esta letra, pues nada menos que de una «observación» que le hizo al periódico The Times, al que criticó públicamente por la mala calidad de su impresión. La dirección encajó bien la «agudeza» y le encargó la creación de una nueva letra que facilitara la lectura del diario.
Así nació la Times New Roman, una fuente tipográfica que Morison desarrolló junto al artista gráfico Víctor Lardent. La letra se usó por primera vez en 1932 y la comercializó Monotype en 1933. Morison editó History of the Times desde 1935 a 1952, y fue editor del suplemento litetario de The Times (The Times Literary Supplement) entre 1945 y 1948.
Además, fue miembro del equipo editorial de la Enciclopedia Británica desde 1961 hasta su muerte en 1967…
En 1960, Morison, que era popularmente conocido “the Printer’s Friend” (el amigo de los impresores) obtuvo aún más prestigio profesional al ser reconocido como Royal Designer for Industry. Era la única distinción que le interesaba, ya que el antiguo censor de conciencia rechazó el título de caballero y la Orden del Imperio Británico.
Como repetimos siempre el “saber no ocupa lugar”…
E.H.