EL TURISMO INCIPIENTE
EL TURISMO QUE VIENE, A EXAMEN
Antonio-Pedro Tejera Reyes*
Indudablemente la tecnología nos invade de forma arrolladora y el desarrollo del turismo no puede ser una excepción en su tremenda expansión.
Ahora vemos, ya sin asombro, como las llaves de las habitaciones de un hotel pueden estar contenidas hasta en el teléfono móvil. No sabemos a donde vamos a llegar…
Todo esto nos parece bien, oportuno y muy moderno, lo cual ha abaratado hasta límites inconcebibles hasta hace unos pocos años, el precio de unas vacaciones, aunque en algunos casos tenga uno que hasta hacerse la cama donde descansó en la noche, lavarse la ropa en la máquina que está en el pasillo, escanciarse las bebidas del mini-bar, o plancharse la camisa con la tabla y la plancha que encontrará en el “closet”… Esto es lo que nos ha traído la revolución del turismo de masas, junto a esta bienvenida galopante de las compañías aéreas de “bajo coste”, y el “todo incluido” ya desperdigado por todos esos mundos de Dios…
No cabe la menor duda que la tecnología es la mayor contribución a ese imparable avance del arrollador y trepidante aumento del turismo a escala mundial, ya que hasta en los mas recónditos rincones del mundo no queda un ser humano que no esté pensado en “hacer turismo”, limitado este anhelo según sus posibilidades económicas, y las circunstancias personales de cada cual. Una realidad indiscutible que cada día avanza incontenible contribuyendo, sin duda, a propiciar un mundo en paz, ya que como bien viene analizando y pregonando la Organización Mundial del Turismo, «el turismo es el pasaporte para la paz».
Dentro de todo este escenario, no podemos olvidarnos que pese a todos esos adelantos de la tecnología, el ser humano necesita del contacto personal para realizarse en su vida.
El saludo de bienvenida en la recepción del hotel con la sonrisa amable de la recepcionista de turno, el buenos días del portero o de la camarera de pisos, no podrán nunca ser sustituidos por los actuales implementos. Menos aún, las recomendaciones en el comedor del maitre o del sommelier, al atender a la hora dela comida. Imposiblecom parar esto con las espléndidas vistas del buffet, con toda la magnificencia que se le quiera dar, y que se le da.
Existe un determinado instinto en la persona que le llama a la convivencia, al aprecio al trato personal, al intercambio de pareceres y de informaciones. Esto se refleja en el acontecer del mundo del turismo de forma casuística, sin necesidad de ir hacia lo que podíamos llamar un turismo de lujo. Lo hemos vivido muchas veces. Desde el Hotel Doña María, en una ciudad andaluza que no mencionaremos, la Pensión Medina, en esa Güimar de nuestros recuerdos; o la Pensión de Gloria, en Icod de los Vinos, Tenerife, hasta en los mejores hoteles de Hilton, Meliá, Hyatt, Intercontinental, etc.
Son miles lo recuerdos que señalan esta realidad, donde se hace presente también la humildad y el carácter social de la población que se visita, algo que nos lleva hasta la campaña que tuvo lugar en la Francia de los sesenta-setenta, cuando a los turistas se les proporcionaba un carnet con unos tickets que se denominaron “cheques sonrisa” con los que obsequiaban a quienes los atendían, según su satisfacción, y que después el gobierno francés premiaba de alguna forma especial.
La responsabilidad en el buen trato, la diligencia, la atención y la cordialidad con el turista, es algo que hemos venido predicando y enseñando desde hace muchos años. Seguimos…
*Del Grupo de Expertos dela Organización Mundialdel Turismo. ONU,