PEREGRINAJE AL SEÑOR DE QOYLLUR RITI: EL RITUAL DE LA NIEVE FULGURANTE
Cusco, jun. 10. Allá está el Colque Punku, coronado por la nieve eterna. Recuerda: no puedes subir al nevado si no vienes vestido de ‘pablito’. Aquí, en la explanada junto al santuario del Señor de Qoyllur Riti, todos los ‘pabluchas’ pertenecen a la nación Paucartambo.
Hoy yo también soy un ‘pablito’, manifiesta el reportero del diario El Peruano. Los ‘pabluchas’ tenemos el honor y la tarea de subir a la montaña para bajar la cruz. Iniciamos la travesía a las 11:00 de la noche, entre velas e incienso, previa parada y visita al templo del Señor de la nieve fulgurante.
Los tres primeros tramos se hacen con descansos intermedios de 20 minutos. De allí para adelante, tienes que permanecer junto a tus hermanos, en grupos de 30 hombres, porque en las alturas el frío es intenso y no existe nada que pueda abrigarte, excepto la tibieza que rodea los cuerpos de tus compañeros ‘pablos’.
Desde el cuarto tramo ya puedes apreciar la nieve del apu Colque Punku. El jefe del grupo se toma un respiro y pregunta a la hermandad, con toda la fuerza que sus pulmones habituados a la altura se lo permiten: “¿Quiénes quieren subir hasta la cruz?”.
La pregunta resuena en mi cerebro. Dudo y me reafirmo. Luego digo: “Yo voy”. Somos trece voluntarios. Los ‘pablos’ son incansables en el ande. Todos le deben obediencia y responden con disciplina al caporal José Luis Mamani.
Sobre la nieve, cada movimiento es un desafío. Dar un paso te cuesta lo inimaginable. Peor aún si no estás preparado. Solo tu fe es capaz de ponerte en movimiento(…)
De inicio a fin, la fiesta combina elementos del catolicismo que llegó al Tahuantinsuyo con los españoles y los cultos a los apus incas y preíncas.
Antes de llegar al Colque Punku, donde está la cruz, notas que este lugar es mágico, que nunca más los amaneceres volverán a ser como los viste antes. La fuerza corporal se agota y las últimas energías emergen desde ese lugar desconocido al que llamamos voluntad. Esto es lo más cerca que he estado del misticismo andino. Y no sé cómo interpretarlo. Solo sé que hoy pertenezco a este lugar. (…)
ANDINA/Carlos Lezama