PRENSA: LIBERTAD PERO TOTAL
Por Antero Flores-Araoz*
Como regla general, los tratados internacionales sobre Derechos Humanos, al igual que las Constituciones de los Estados, consagran la libertad de pensamiento y creencias, y sus manifestaciones a través de los medios, que hoy ya no solamente son los tradicionales como los escritos y radiales, sino que en décadas cercanas se incorporó la televisión y más recientemente los virtuales, incluso digitales.
Los medios se asocian, tanto en organismos nacionales como en internacionales para defender la libertad de prensa frente a los intentos de algunos Estados de quererlos regular cuando no censurar. Tal libertad consiste en pensar, decir, escribir y expresarse por cualquier medio, en la forma que les venga en gana, pero guardando el respeto debido a terceros y sin que su acción difusora del pensamiento llegue al agravio, la diatriba, el insulto, la difamación, la injuria y la calumnia.
Sin embargo es bueno recordarles que la libertad de prensa, que implica la de informar, expresarse y criticar, compete también a los ciudadanos a quienes frecuentemente la prensa pide opiniones sobre tal o cual tema, les quita su tiempo graciosamente pero no siempre tal opinión, cuando es grabada, luego se reproduce en el medio escrito, radial, televisivo o virtual. Hay veces incluso que las expresiones de los entrevistados se reducen, con lo que pueden perder sentido, y lo que es peor, otras veces son deformadas.
La no reproducción de opiniones de terceros que son convocados, constituye una descortesía para estos últimos, y es usual –felizmente no en todos los medios – que la omisión de la difusión de las opiniones requeridas, se deba a que no coincida con la del medio. Es decir, se reproduce y difunde lo que les conviene, más no lo que los pudiera contradecir.
Para esos medios, irrespetuosos de la opinión ajena, la sartén la tienen por el mango, y el entrevistado frito en la misma, perdió su tiempo, y no se difundieron sus expresiones como parecía ser al momento de ser solicitadas.
Creo que debemos con toda libertad expresar nuestras opiniones, y si ellas no les gusta a quienes las solicitan, pues mala suerte, si inquirieron tienen la obligación moral de reproducir las respuestas, pues no siempre se coincidirá con la opinión de los editores del respectivo medio.
Por ello, cuando los medios reclamen el respeto a su actividad informativa y de opinión, deberían también recordar, que igual respeto al que ellos reclaman, deben tenerlo frente al ciudadano común y corriente. Los derechos llevan obligaciones correlativas que no pueden soslayarse.
Algunos pensarán al leer este artículo que su autor es un osado al confrontar a algunos medios de expresión, lo que es verdad, pero también ello es la responsabilidad de los ciudadanos que pretendemos representar a la Nación, de ser sinceros con los demás y que sepan que no hay doble discurso ni menos adulación a la prensa.
Es preferible actuar, como recomendaba don Manuel Gonzáles Prada, con la frase: “Rompamos con el pacto infame de hablar a media voz”.
* Reconocido jurista y político peruano Fundador del partido ORDEN
Ha sido Diputado, Constituyente y Congresista de la República del Perú, siempre de la mano del Partido Popular Cristiano. En el 2004, fue electo como Presidente del Congreso entre otros importantes cargos diplomáticos.