UN SÍMBOLO PARA LA PAZ Y LA ALEGRIA: MÍA

EL TURISMO QUE VIENE, A EXAMEN
“El que no viví para servir
no sirve para vivir…”
P. Antonio-Pedro Tejera Reyes*
NOCHE DE PAZ. Con esta preciosa fotografía me felicitan desde Cancún, los orgullosos padres de esta bella criatura, cuyos ojos expresan el infinito misterio que a esa corta edad debe ocupar su mente.
Mónica y Mario son dos mejicanos de Veracruz, que residen en Cancún, desde que siguieron sus estudios en la maestría Calidad Turística Ambiental-Sostenible y Promoción de La Paz, en la Villa de la Orotava, Isla de Tenerife, Canarias. Ambos salieron directamente de esta isla atlántica para ocupar puestos de relevancia en la industria turística mexicana, lo cual realizan con singular éxito como hemos tenido ocasión de comprobar personalmente en el mismo Cancún.
De formación integral en el mundo del turismo, este matrimonio llegó a nuestro programa cargado de ilusiones y se encontró con algo muy distinto a lo que ellos esperaban, informados por los elementos habituales de cómo se realizaba una maestría en los distintos institutos y universidades mundiales. En la Villa de la Orotava, encontraron un modelo totalmente nuevo cargado de actividades prácticas y unos profesores profesionales del turismo enseñando unas teorías nacidas de las experiencias que el laboratorio turístico de las Islas Canarias aportan a quienes se introducen en ellas con el puro deseo de expandir sus conocimientos para bien de La Humanidad, unidas a la visión global que aportaba la Universidad para La Paz, de las Naciones Unidas, co-realizadora del programa.
Supieron aprovechar su oportunidad. Ese “cortado de leche y leche” que añoraban la última vez que tuve la suerte de visitarlos en México, era todo un símbolo de las muchas cosas que llevaron aprendidas de un lugar que permanece persistente en su recuerdo por las enseñanzas que recogieron en él.
Así se escribe la historia. Personajes claves para el desarrollo del turismo en el mundo, son aquellos que, como Mónica y Mario, aportan sus conocimientos a la causa pertrechados de ellos gracias a su voluntad y sus deseos de superación, aprovechando todas aquellas ocasiones que se les presenten para completar su formación.
De carácter afable y con un sentido muy práctico en sus observaciones, en nuestras aulas fueron un referente de singular importancia haciéndose notar por sus excelentes dotes amistosos, que les hicieron ser ejemplo en aquello de la “cultura de paz” cuyos modelos siguen practicando en sus respectivos puestos de trabajo.
Perspectiva ilusionante esta felicitación mexicana que nos trae a un presente lleno de estas cálidas expresiones como un resultado del deber cumplido, hoy radicado en muchos puntos de nuestra América, para dejar en el lugar de los desperdicios aquellos otros elementos – muy escasos, por supuesto – cuyos oscuros objetivos propiciaron la finalización de unos programas de enseñanzas turísticas, considerados como los mejores del mundo… con sacrificio, con humildad, cargados de dificultados pero con una meta muy clara y precisa: transferir un conocimiento adquirido por cientos de experiencias vividas para que se aprovechase de ellas ese desarrollo turístico que dice la Organización Mundial del Turismo que es riqueza para la persona, para la familia, para comunidad, para el mundo entero…
Mía Rodríguez Fortuna, que así se llama esta preciosidad de criatura, parece observar con su mirada un mundo donde la paz, la cordialidad y la amistad, estén presente en todas sus latitudes.
Una muestra única de lo que se puede conseguir con el mundo del turismo, donde la verdadera enseñanza y el conocimiento, forman un dúo imposible de sustituir aunque haya quienes trabajen para destruirlo, en muchos de los casos sin saber lo que hacen…
*(Del Grupo de Expertos dela Organización Mundialdel Turismo. UNTWO.)