EL MANI – ARACHIS HIPOGEA
Del Libro “100 Siglos de Pan”
Del Dr. Fernando Cabieses
El libro “100 Siglos de Pan” es un libro delicioso, escrito con ese estilo tan peculiar que caracterizó a Fernando Cabieses, y que nos dedicará con esa bonhomía que lo caracterizó toda su vida, y nos autorizó a publicar, porque decía para eso están los libros «para que se lean»…
«Es de suponer que nadie que haya visto las maravillosas joyas del Señor de Sipán dudará que los antiguos peruanos cultivaban y comían el maní. Esto ya se sabía por supuesto, antes del descubrimiento magnífico de Walter Alva: los arqueólogos peruanistas han encontrado el maní con mucha frecuencia en las tumbas prehispánicas y se acepta que “esta fruta que crece tierra” como le llama Monardes en 1574 se originó en la vertiente oriental de los Andes. Su gran utilidad provocó su rápida difusión a todas las culturas prehispánicas, y los españoles la encontraron en las Antillas y en México donde se le llama “maní» (antillano) o “cacahuate” (México).
Hernán Cortés en sus cartas al rey de España, menciona repetidamente los “cacaguatales”, extensos cultivos de este inmejorable alimento. Como ha sucedido con otros alimentos, los conquistadores del Perú siguieron usando el vocablo antillano y no cotizaron el nombre quechua de “inchic”, que todavía es muy popular en nuestras poblaciones amazónicas».
Los botánicos le llaman «Arachis hipogea» y la clasifican, como hemos visto, en la familia de las leguminosas. En inglés le dicen «pea-nut», nuez de frijol y los alemanes «Erdenuss», nuez de tierra. Pero no vengan ahora a insistir en que la palabra “maní” es africana o árabe alegando que este maravilloso alimento se originó en esas regiones. Lo que pasa es que este invento andino llegó al África por el tráfico esclavista y fue pronto popularizado como alimento de los pobres. Junto a la yuca, el maní ha salvado a los pueblos africanos de muchas de sus terribles y catastróficas hambrunas.
El maní fue rápidamente transferido de España a las Antillas.
Antes de que terminara el siglo XV, ya era conocido por los agricultores de Sevilla. Llegó pronto también al África, por la costa mediterránea, pero no fue sino a principios del siglo XIX que comenzó su cultivo en gran escala en Gambia, Senegal, Sierra Leona y Nigeria. En estos países se convirtió, sin mayores dificultades, en una de las principales cosechas alimenticias, y salvó a esos países de las grandes hambrunas que eran ya tradicionales en la zona.
El maní es una de las leguminosas más versátiles desde el punto de vista culinario. Comido crudo, cocido, hervido, horneado o tostado sirve para integrar toda clase de platillos fríos, calientes, postres y bocadillos.
Su alto contenido en grasa permite extraer, de esta rica semilla, aceite comestible y aceite industrial; y la llamada “mantequilla de maní” es un excelente alimento, nutritivo y digestible. Esto último, su empleo como fuente de aceite, fue lo que le dio el gran impulso a su cultivo en Italia y España durante las últimas décadas del siglo XIX.
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