EL PITUCOMETRO
Es el nombre de una investigación que está realizando Liuba Kogan Jefa del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del Pacífico una de las mejores Universidades del Perú y por cierto de los más “pitucasa”, con el fin de analizar qué es lo que hace sentir o desear ser pituco en el Perú. Como nuestra lectoría no se circunscribe sólo al ámbito nacional, les explicaremos dilectos lectores, que significa ser pituco en nuestro país, buscamos para Uds. y esto es lo que en similitud al pituco peruano encontramos, y así tenemos a » los fresas en México, los chetos en Paraguay, Argentina y Uruguay, los gomelos en Colombia, los cuicos en Chile, los pijos en España, los sifrinos en Venezuela, los pipis en Costa Rica, pelucones en el Ecuador, los jailones en Bolivia, los jevitos en República Dominicana, los come… en Puerto Rico, los yeyés en Panamá, los preppies y valley girls en Estados Unidos, y también los caqueros, en Guatemala».
Lejos quedó, la recordada frase de Eliane Karp cuando en su castellano afrancesado a voz en cuello grito “escuchen blanquitos y pitucos de Miraflores”, mi Cholo es sano y sagrado”
Más allá de tomar la definición con cierto humor, este estudio no deja de ser preocupante y es la razón por la que se busca ser pituco, y que es lo que hace sentir a los jóvenes limeños “pitucos”, de primera intención es hacer sentir la diferencia y poder sobre el otro o los otros ya que según dice la autora del estudio “el pituco aparece siempre como alguien desagradable prepotente, indiferente o despectivo, pero digno de envidia (porque compra lo que quiere y se impone)”.
La pituquería, ya no está circunscrita a un barrio o sector hoy en día, “Algo que llamó nuestra atención es que los pitucos existen en todas las clases sociales, no solo en las altas: el pituco es simple y llanamente el que tiene para gastar más que el resto y se hace notar (…) Tener capacidad de consumo –pero, sobre todo, que otros sepan que uno puede gastar más– es un requisito necesario para ser tildado de pituco”. Con el crecimiento económico sostenido durante la última década y el acceso masivo a las nuevas tecnologías de la comunicación, nos queda claro que la pituquería se ha democratizado (no todos son “pituquitos de Miraflores”). “Noooo, pueess”, el pitucómetro puntea alto en el Perú. Lo malo es que la soberbia y la prepotencia, también” agrega Liuba Kogan.
Cuando estábamos en la universidad en los 90’s, la profesora de economía nos decía que ya este fenómeno social de crecimiento económico se notaba en los barrios ubicados en los conos llamese norte o sur, que era en esos lugares donde estaba el dinero contante y sonante y que en los barrios llamados residenciales o de clase A sólo estaba el dinero plástico (tarjetas de crédito). Y el desarrollo económico de esas zonas así lo ha demostrado y ahora se sienten más “pitucos” porque cuentan con dinero, he allí la prepotencia y la violencia hacia los demás, porque como bien dice la Sra. Kogan “Curiosamente los pitucos de clase alta tienen incorporado el hábito de ser pitucos, pues desde pequeños han aprendido a serlo y ni se dan cuenta de su pituquería” es parte de ellos mismo y no tienen que demostrarlo…
Es lo que amerita nuestra preocupación, el revanchismo interno que quieren cobrarle a la vida los que ahora disponen de dinero, ya que finalmente lo que popularmente llaman pituquería los que luchan por serlo, simplemente podríamos tipificarlo como clase, y la clase no la hace el tener una 4×4 o vestirse de Ralph Lauren, con clase se nace …
La directora