DE LA PROFESIONALIDAD Y LA EXPERIENCIA
Por adaptarse a la realidad de muchos de nuestros países de esta América morena que tanto queremos y, particularmente hoy más que nunca a nuestro país donde estamos viviendo una esperanzadora época de cambios estratégicos en la conducción del Perú le cedemos nuestro espacio editorial a nuestro más generoso colaborador Dr. Antonio-Pedro Tejera Reyes* por estar de acuerdo en todo lo que expresa. Como estamos seguros, no leen líderes políticos y de la actividad turística, tal vez podrían tomar nota de lo que este ilustre profesional comenta…
“En un bien estudiado artículo publicado recientemente en su BOLETIN TURISTICO, dice Lluis Mesalles, que la profesionalidad no se improvisa. Nada más cierto ni más real, lo que ocurre es que al igual que la experiencia, en este mundo de la corrupción esos dos valores tiene sus matices y sus varias maneras de saber apreciarlos y – como no – aprovecharlos.
En el sector de la mala política imperante en la mayoría de los casos, la experiencia y la profesionalidad pueden servir incluso como una mala recomendación para obtener un puesto de trabajo, ya que quienes tiene los poderes de decisión en sus manos no les interesa para nada contratar a profesionales que sepan más que ellos de las labores que deben realizarse. No es de garantía quienes puedan aportar ideas y proyecto que vayan en contra de las decisiones de estos mismos, o que permitan la discusión de ellas. Personajes extraños, prevenidos de títulos “académicos” y currículos dudosos, tendrán preferencia como ejecutores – e incluso asesores – a la hora de conseguir una función dentro de las empresas, fundamentalmente en las públicas, con las excepciones de aquellas que son modelos y que se han perpetuado a través de los años como ejemplarizantes.
Esta es sencillamente la razón, por la cual el mundo está contaminado seriamente y los países no prosperan ya que estas raíces quiebran todo tipo de proyecto que vaya contra estos espurios intereses enquistados hasta la médula en la inmensa mayoría de los casos.
De sobra está demostrado que sin productividad es imposible la generación de empleo y la prosperidad de un país. Sin técnicos profesionales y con experiencia contrastada, no se pueden generar resultados positivos en ninguna vertiente del desarrollo. Es absolutamente necesario el conocimiento para poder llegar a buenos resultados.
Decía hace muchos años, Fraga Iribarne, que los países ya no dependen de una lotería, una mina, o una victoria militar. El ejemplo claro y preciso lo tenemos sin ir más lejos en Japón, por mencionar solo uno de ellos.
No, no se puede improvisar cuando se trata de gestionar todo un conglomerado de seres humanos y su bienestar y porvenir futuro. Creemos que fue Alfonso Guerra el que dijo que “los experimentos se hacen con gaseosa”. Así es la cosa.
El estudio del desarrollo, de un país, una ciudad, un pueblo, una zona concreta… tiene hoy un legado que ofrece la experiencia que debe ser tratado por profesionales para sacarle el máximo recurso para su población. Ese estudio debe ser centrado en su DAFO/FODA aunque estas siglas le puedan sonar a un idioma extraño a muchos “eruditos” de la política, como un día les sonara aquello de “la cuenta satélite del turismo”.
No es de recibo que en el sector turístico de un núcleo determinado, se importe el consumo que requiere la afluencia turística al lugar sin poner en servicio las industrias y el comercio para producirlo en el mismo. Ahí es donde deben de estar los puestos de trabajo y no en el aumento indiscriminado de la administración pública. El apoyo y la ayuda en la creación de empresas privadas de producción, tiene que estar por encima de la creación de empresas públicas que solo sirven para “enchufar” satélites familiares y amigos, con el fracaso más que demostrado. Claro está que esto no se conseguirá si no tenemos al frente de los poderes constituidos, a auténticos profesionales cargados de experiencia, honestidad y honradez.
La gestión política por impulsos la estamos soportando – lo decimos con conocimiento de causa – viendo día tras día, en todo el mundo, un auténtico despilfarro de recursos por estar los poderes constituidos en manos donde falta la profesionalidad y la experiencia necesaria para manejarlos, sin entrar en otra serie de valores humanos también carentes en quienes deberían ser modelos para una sociedad que duda en plantear cualquier proyecto o empresa, por muy importante y digna que sea, si es que van contra los intereses partidistas o particulares de quienes les gobiernan, por muy democráticamente que hayan sido elegidos ellos.
Este es el mundo en que vivimos, no hay otro.
*(Del Grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones
Nosotros agregamos a este artículo excelente, “son los hombre los que corrompen el mundo maravilloso que nos tocó vivir, lamentablemente”…
Elena Villar