LAS GEMAS DE LA SEMANA SANTA

Por Josefina Haydée Argüello*
Esta semana publicamos otro interesante artículo acerca de la Semana Santa en Nicaragua de la investigadora nicaragüense Josefina Haydée Argüello.
Juan de Dios Vanegas, (1873-1964) poeta leonés, jurisconsulto, maestro y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, le asignó una piedra preciosa con su color a cada día de la Semana Santa.
El Domingo de Ramos es verde como la esmeralda porque se lo imponen las palmas.
La palma es la onda en el movimiento del pase del Rey, el de la mirada profunda entre las mujeres hermosas, los niños alegres, los hombres entusiasmados. En medio resuena la banda musical.
Este día es la procesión del Señor del Triunfo que va en su borrica, a paso lento, sobre la calle Real, pasando por las cuatro esquinas donde está la casa de Rubén Darío y de donde pendía una granada dorada que se abría, haciendo llover sus versos. Sobre el suelo adornaban las alfombras de diferentes colores pintadas en aserrín rojo, amarillo y mora. Sobresalía el olor al corozo, de los plátanos, de las flores y el papel de china cortado laboriosamente balanceándose sobre los aleros de las casas.

Este día es la procesión del Señor del Triunfo que va en su borrica, a paso lento, sobre la calle Real,/F:RADIO-LUZ
En el parque Máximo Jerez llovía el confeti desde los balcones de la casa Prío.
“Una mañana esmeralda y oro, de luz y de palmas” nos decía Juan de Dios Vanegas en su libro Semana Santa en León.
El Lunes Santo es negro como el Ónix. Este día en la iglesia de San Francisco, entre los cirios, resplandece San Benito, un moreno de labios rojos, que está arrodillado contemplando al Cristo Redentor. ¡Santo lleno de prodigio!.
Venerado por sus fieles en los días de catástrofes, pestes y guerras. Es el Santo popular de la ciudad. “Con su varita mágica hace brotar la maravilla y el prodigio”.

Procesión-de-San-Benito-de-Palermo
Los penitentes desfilan en la procesión vestidos de luces con batas de linos blancos llevando velas negras encendidas. La orquesta con los pitos y el tambor acompañan al compás de los nativos, entre refrescos de chicha y horchata.
Algunos en la iglesia barrían sin parar, cumpliendo una promesa o arrodillados camino al altar en señal de devoción.
El Santo se viste de cordones con un ojo, una pierna, un brazo, un enfermo en una cama según las aflicciones y necesidades.
El Martes Santo es amarillo como el topacio. Semeja lágrimas de dolor, que cuando penetra la luz, llegan al corazón. Dedicado este día a San Pedro quien llora por su gran falta.
Las campanas golpean monótonamente. ¡El gallo canta! “llora San Pedro, dicen todos”.

¡El gallo canta! “llora San Pedro, dicen todos”
“Herido nos dice Vanegas por su falta de valor, de energía; porque su ser físico no estaba en armonía con su ser moral”.
San Pedro era así de blando, pero con el tiempo se tornó en piedra y formó la base del Cristianismo y en su nombre se edificó la primera iglesia.
El Miércoles Santo es azul como la turquesa. Como el cielo, el mar, la bandera azul y blanco de nuestra Patria. Las campanas suenan jubilosamente en la iglesia de San Sebastián. Santo de belleza clásica, “desnudo apolonida traído del Ecuador por doña Joaquina Arechavala”.

Cruz que significa la unión con Cristo/www.pinterest.com
Sale la procesión bélica con adornos militares “donde el espíritu militar de su fundador, el coronel Arechavala se mantuvo por largo tiempo”. San Sebastián nos dice Vanegas, “era Capitán de las milicias romanas cuando sufrió el martirio por la fe de Cristo”. La bandera a su lado y los soldados van custodiándolo. Sintetiza la defensa de la Patria
“¡Quiera el cielo hacer del santo un centinela a nuestra bandera blanca y azul…!”. (Vanegas).
El color del Jueves Santo es el blanco como el Ágata. Este día es Eucarístico, como el Espíritu Santo. Se entra en la pasión de Cristo y la ciudad se prepara. Las calles están silenciosas, no pasan ni vehículos ni caballos, nadie corre, todos ayunan. El Sacramento está expuesto en la Catedral.
De los campanarios salía una vara pendiendo un muñeco con la lengua de fuera. Era la imagen de Judas el discípulo que vendió al maestro que —en los días pasados a la guerra de Walter—, según Vanegas, le colgaban un poema: Yo soy Judas Iscariote,/ Aquel que vendió al Señor,/ ¡Cuantos me estarán mirando/ que son peores que yo!.
En la procesión de Lignum Crusis sale el obispo con la mitra episcopal y el báculo sobresaliendo adelante del Clero. Los caballeros, y damas vestidas de negros van por las calles con aspecto severo. El ambiente es de “misticismo y santidad”.
Las matracas en las torres dan al viento sus notas secas y duras.
El Viernes Santo la piedra preciosa es la del rubí. El color rojo simboliza las lágrimas de sangre derramadas por el Señor.
Salen los viacrucis de diferentes iglesias. El de la Ermita de Dolores, el de Guadalupe, el de Sutiaba, el del Laborío, el de Zaragoza que va para la Recolección y el viacrucis mayor que va de San Francisco para el Calvario. La banda va tocando marchas fúnebres.

Por la tarde se le baja, saliendo la solemne procesión del Santo Entierro con el Cristo ya yacente./F: Wikipedia
Por la mañana el Cristo que se encuentra en la urna de Catedral, donado por la familia Icaza, se limpia con aceite y se viste para ser crucificado y elevado en el altar mayor de la iglesia. Por la tarde se le baja, saliendo la solemne procesión del Santo Entierro con el Cristo ya yacente.
El Sábado de Gloria, la piedra es el diamante, es el día de la Resurrección.
“La mañanita azul y transparente, como un diamante. […] Jesús, radioso, sonriente, triunfante, bendiciendo a todos, como el sol”. (Vanegas).
El hombre no es feliz porque no quiere, dijo el poeta. Basta con nuestros recuerdos. Preservemos esta tradición viva y pura para el bien de la comunidad.
*escritora, Investigadora Nicaragüense
*Maestría en literatura española
Foto de Portada/La Prensa/ procesión de “Jesús del triunfo”