“LE DOY MI PALABRA – YA FUE»
Desde la época en que se pactaban convenios con la frase “le doy mi palabra” o “está de por medio mi honor”, y como el dicho popular lo afirma “mucho agua ha corrido bajo los puentes”, es una frase “demodée” o como dice la gente joven “ya fue”, anticuada sin valor porque los parámetros morales han sufrido incontables cambios, puesto que las aguas han arrasado con muchos puentes como igualmente han sido arrasadas la ética, la dignidad y las buenas prácticas.
El mundo se desarrolla sobre la base de convenios y tratados, y son estos sólo el feliz resultado de un intercambio de ideas que tal vez fueron una quimera en principio, pero, que al concretarse se convirtieron en tratados de paz, intercambio y desarrollo.
Existen de acuerdo a Census.gov (2018) 7,450 millones de seres humanos en el mundo, -y como crece la China y la india estamos seguros que ya pronto sumaremos algunos millones más- que nos toca vivir en diferentes continentes, diversos países, nos expresamos en idiomas distintos, profesamos diversas religiones e ideologías políticas y nos conducimos bajo diferentes códigos morales, pero sin embargo nos mantenemos unidos sólo por el hecho de poder comunicarnos y, sobre todo, por honrar la palabra empeñada.
Naturalmente eso también implica el respeto por el tiempo de los demás empezando por algo tan sencillo: “la hora es la hora”, tenemos que sacudirnos el hábito de la hora “Cabana” de triste recordación hoy más que nunca. Si respetamos la palabra empeñada, el mundo puede seguir su curso. El respeto a la palabra tiene una connotación casi sagrada, imaginemos la total confusión si los gobernantes no respetaran los tratados de paz, convenios y programas establecidos en todos los campos del diario vivir, no queremos ni pensarlo, sería la anarquía total.
En tal sentido, los líderes políticos y religiosos que tienen el poder de la palabra, tienen la gran responsabilidad de guiar a las masas hacia la paz, y tenemos muchos ejemplos de ellos, mencionaremos sólo a dos el Papa Juan Pablo II y Mahatma Ghandi que proclamaba la paz y la construcción de un mundo mejor. Y ahora nuestro querido Francisco que con su carisma y humildad está recobrando como el buen pastor a millones de ovejas extraviadas
En turismo que es el rubro que nos ocupa, si no cumpliéramos con la palabra empeñada sería catastrófico, ya que lo que ofrecemos y vendemos es intangible hasta que no se llegue al lugar de destino. El usuario sólo está confiando en el maravilloso atractivo que describimos, y deja volar su imaginación a través de nuestras palabras, por eso seamos conscientes de lo que estamos ofreciendo y no hagamos promesas que no podamos cumplir. Es la razón asimismo, por lo que al turismo se le conoce como “la industria de los sueños”.
Qué buen ejemplo para nuestras juventudes si nuestros dirigentes políticos cumplieran esta premisa “mi palabra” por lo tanto mi prestigio de ser persona está en juego… No señor, mienten y prometen cosas que no cumplirán jamás, la mitomanía para ellos es un hobby y pareciera que viven en competencia para ver quién es más audaz en ese sentido.
El Perú confía en que el presidente Vizcarra sea la excepción a la regla, y tiene la gran oportunidad y responsabilidad de pasar a la historia como un político diferente.
Finalmente ¿Nos preguntamos? ¿Cómo quedaría el Perú si no respetara sus convenios? Abraham Lincoln decía “ Nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito. Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos… Nosotros diremos coloquialmente “De los amigos, guárdeme Dios, que de los enemigos, me guardo yo”
Magister Elena Villar
Directora.