SOCIEDAD DE ACOGIDA
Por Antero Flores-Araoz*
Recientemente asistí en Tokio, a la IX Convención de la Federación Mundial de Instituciones Peruanas en el Exterior (FEMIP), en que se analizó la diáspora de peruanos al extranjero, compatriotas que salieron del Perú en búsqueda de oportunidades laborales y de emprendimientos que no encontraban en el país, quien sufría las consecuencias del terrorismo homicida y destructor que azotaba por doquier a la patria.
Los compatriotas, a los que nos referimos, han ido conformando infinidad de instituciones, algunas de ayuda y de auxilios mutuos, otras simplemente sociales y de añoranzas compartidas, algunas otras de carácter religioso para rendir homenaje al Señor de los Milagros, a la Virgen de la Puerta o a San Martin de Porres. Por supuesto no olvidamos aquellas otras entidades que tienen por fin degustar y difundir nuestra excelente gastronomía, así como exhibir la belleza de nuestros bailes y trajes típicos.
Quienes salieron del Perú y se asentaron en otros países, tienen claro que no desean desvincularse de su patria y de los familiares que quedaron en ella, por lo que consecuentemente la visitan y envían ayudas económicas a sus seres queridos que quedaron en el país, y que en genérico se conocen como “remesas”.
Ésas personas, han encontrado la fórmula para seguir ligadas al Perú y, han considerado que involucrándose en la política de la Nación que los vio nacer, la ligazón será más fuerte pues los obligará a interesarse en la realidad nacional y en participar en la solución de su problemática. La fórmula propuesta desde hace aproximadamente 30 años, liderada por un peruano ejemplar como es Julio Salazar Moscoso, es tener representantes elegidos por ellos y dentro de ellos al Congreso de la República.
Es lamentable, pero hasta ahora solo existen ofrecimientos incumplidos por políticos que no honran la palabra empeñada y, por ello hay frustración no disimulada que se traduce en angustia al no tener un elemento eficiente para anclar a los que dejaron de ser residentes en el Perú pero que lo aman.
Esos peruanos en el exterior son conscientes que, en la práctica, la ligazón nacional es hasta la segunda generación, pues la tercera ya no contará en el Perú con los familiares a los que se ayudaba y, que desde la tercera generación, ni siquiera se habla el castellano que es nuestra lengua. Con cada nueva generación hay menos interés por la patria de los antepasados y más por la que los acogió.
Siendo conveniente que la ligazón a la que nos referimos no se extinga, además de apresurar la creación del denominado vigésimo séptimo distrito electoral o “quinto suyo”, también debemos difundir en las nuevas generaciones de peruanos en el exterior: nuestra historia, las epopeyas de nuestros héroes, la gesta de la independencia, los conflictos armados territoriales, nuestras riquezas naturales, la victoria frente al terrorismo y, en fin, todo lo que constituye el patrimonio histórico, monumental y cultural peruano. Esta docencia se puede hacer desde embajadas y consulados, en forma virtual no presencial, con material digital que proporcione el Ministerio de Educación. Estamos a tiempo.
*Abogado y político peruano,ha sido Diputado, Constituyente y Congresista de la República