TRABALANDIA
Por Antero Flores-Araoz*
En nuestro país Perú, somos bastante ingeniosos en lo que se refiere a poner calificativos a situaciones, hechos y conductas controversiales qué, en el fondo, implican cierto humor negro, pero sin lugar a duda expresan la insatisfacción, e incluso molestia ciudadana, frente a un Estado incapaz de resolver problemas, antes bien, los crea o los agrava.
A quienes ejercen autoridad complicando las cosas en lugar de simplificarlas y resolverlas, considerando además que se llevan su sueldo sin mayor esfuerzo, les llamamos “come echados” aunque en un acoplamiento muy singular como es la palabra “comechado”.
Un poco como burla y crítica a la vez se acuñó la pomposa expresión “tramitología”, la que parecería salida de las esferas académicas, aunque muy probablemente solo de la sabiduría popular, para resumir en una sola palabra los onerosos, morosos y muchas veces sin sentido ni motivo, trámites diversos ante las reparticiones públicas que hacen la vida a cuadritos al ciudadano común y corriente.
Pero a la “tramitología” y al “comechado” lo ha superado el término “Trabalandia” como alternativa para acordarnos de nuestro querido, Perú. Lo escuché en un nuevo programa televisivo dirigido a los pequeños emprendedores, que son quienes más sufren la “tramitología” impuesta por “comechados” en nuestro muy querido, complicado y hasta inentendible país.
Decíamos que los pequeños empresarios son los más afectados por la “tramitología” y, ello principalmente por varias razones, como son su falta de agremiación suficiente para cautelar, cuando no defender, sus derechos colectivos agraviados diariamente por una burocracia indolente que hasta se torna abusiva. También por cuanto por su tamaño reducido que no les permite asumir costos complementarios de buenos contadores y abogados que conozcan los recovecos de la administración y cómo afrontarlos exitosamente.
Muchos pequeños y microempresarios creen que la tramitología solo los afecta a ellos, pero no a los grandes empresarios. En esto no tienen la razón, a todos afecta la tramitología que parecería planificada en un aquelarre. Más aún, daría la impresión que la tramitología abusiva y tonta, es directamente proporcional al tamaño empresarial.
Por ejemplo se dice reiterativamente desde el aparato estatal que grandes empresas no pagan sus tributos a tiempo, cuando lo real es que quien no resuelve a tiempo las reclamaciones es la autoridad tributaria, que por su retardo genera intereses que son mucho mayores que el tributo reclamado.
Se supone que queremos un país moderno y comunicado, pero se ponen trabas y zancadillas para la autorización de las antenas necesarias para las telecomunicaciones móviles y satelitales.
También se produce leche enriquecida, vitaminizada y complementada con otros nutrientes, pero le ponen impedimentos para su promoción y etiquetado.
Va otro ejemplo, como es el romper modelos de negocios en que las exhibiciones cinematográficas, que son servicio, se les adiciona algunos alimentos y golosinas, principalmente la ya famosa “canchita” por tozudez de INDECOPI. Encima algunos desubicados que desconocen nuestro modelo de economía social de mercado, pretenden controlar precios a los medicamentos, con lo cual volveríamos a las famosas y felizmente superadas colas, salvo que sean émulos de la dupla Chávez-Maduro.
Podríamos seguir con muchísimos otros ejemplos, como los de la publicidad estatal en medios privados, pero la verdad es que no queremos hacer más bilis.
* Reconocido jurista y político peruano Fundador del partido ORDEN
Ha sido Diputado, Constituyente y Congresista de la República del Perú, siempre de la mano del Partido Popular Cristiano. En el 2004, fue electo como Presidente del Congreso entre otros importantes cargos diplomáticos.
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