CULTURA DE PAZ Y TURISMO, UN BINOMIO INDIVISIBLE
Por considerar este artículo de vital importancia para el desarrollo sostenible o sustentable del turismo le cedemos nuestro espacio editorial al Dr. Antonio-Pedro Tejera Reyes, distinguido colaborador internacional*
Hace ya unos cuantos años, ante la inauguración de un nuevo capítulo de nuestra maestría sobre “Calidad Turística-Ambiental Sostenible y Promoción de la Paz”, que impartíamos en las Islas Canarias, nos volvimos nuevamente a introducir seriamente en las profundidades de la irenología, ciencia que, como se sabe, estudia todo lo referente al cultivo de la cultura para la paz.
La compleja crisis que atravesamos con relación al incremento constante de la violencia, creemos hacen oportunas estas meditaciones basadas fundamentalmente en nuestro entorno, y que hemos llevado a confrontar con el programa que la Universidad para Paz, UPAZ, elaboró en el año 1992, para ser aplicado en Centroamérica.
Destacados párrafos de ese programa, son oportunos que los recordemos por su importancia vital en estos momentos, lo cual vamos a sintetizar en lo que podamos en beneficio de su mejor entendimiento.
“La sociedad experimenta la transición de la etapa mas aguda del conflicto hacía la búsqueda de un periodo de paz, estabilidad y desarrollo. Sin embargo, el camino iniciado no asegura, necesariamente, el arribo a condiciones de bienestar y prosperidad para las mayorías.”
“El problema es de carácter integral con implicaciones económicas, políticas, sociales y culturales. En el ámbito cultural, uno de los mayores obstáculos con que se enfrenta, es la prevalencia histórica de una cultura de violencia.”
En un proceso para implantar la cultura de paz, en su más amplio espectro, en estos principios del Siglo XXI, se nos ofrece la posibilidad histórica e institucional de desarrollar una cultura democrática, basada en los hechos conocidos y en la constante de la violencia que estamos padeciendo ya sea la física o la sicológica, esta última con grandes y profundas repercusiones en la vida política, y en la social, uno de los principales motivos de la mal llamada “violencia doméstica”, impulsada por la pérdida de la vergüenza, algo que en tiempos pasados era el blasón de la propia Humanidad.
Con base a estos principios, insistimos, la Universidad para la Paz – institución educativa internacional, creada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 135/55 del 5 de Diciembre de 1980, con sede en Costa Rica – desarrolló en 1992, el “Programa de Promoción de los Derechos Humanos y Educación para la Paz, en Centroamérica”, al cual nos estamos refiriendo.
Los fundamentos académicos en que se sustentó el programa fueron el trabajo global con el desarrollo de su programa, “Modelo Integral de Educación para la Paz en el marco de los Derechos Humanos”.
“El modelo parte del supuesto fundamental de que el ser humano es tanto sujeto de derechos, como de deberes. No existe ningún derecho que no se acompañe de un deber, aunque sea el elemental de respetar la ley que lo crea. Se entiende como responsabilidad, la conciencia que debe tener el actor social sobre la relación entre derechos y deberes, y el compromiso por actuar en términos de equidad, en relación con los derechos y deberes de sus semejantes. Visto desde esta perspectiva, la promoción de los derechos humanos exige tener siempre un doble aspecto: los derechos como expresiones de valores a ser alcanzados mediante consensos y pactos sociales, y los derechos en la vida real, como marco de interpretación del disfrute efectivo de estos valores. La educación para la paz es, dentro de esta perspectiva, esencialmente una educación para la responsabilidad humana.”
Exponer todo este escenario sin profundizar en las consecuencias en la sociedad del movimiento turístico, es sin duda, carecer del conocimiento necesario para encauzar una problemática cuyas dimensiones alcanza las mayores estribaciones del planeta Tierra.
Sin tener en cuenta el llamado fenómeno turístico, es imposible desarrollar cualquier tipo de programa o proyecto, en este mundo, que pueda culminar de una manera exitosa. Una aseveración que nos antoja contundente.
En una sociedad martirizada como la que nos está tocando vivir, prescindir del conocimiento del avance de la sociedad hacia la consolidación de un turismo que nos traiga la paz a todo el mundo, se nos hace muy difícil sobrevivir sin unos conceptos y principios al frente, basados en esa realidad, enfrentados diariamente con situaciones increíbles en tiempos pasados, producto de la degeneración en la que se ha entrado y donde personas, carentes de una adecuada y elemental preparación para asumir sus cargos, confunden todos los términos, produciéndose el descalabro al que estamos asistiendo todos los días en todos los órdenes de nuestras actuales vivencias.
Uniendo estas consideraciones a nuestros estudios e investigaciones sobre la calidad turística-ambiental, vamos a terminar este artículo de opinión, copiando literalmente otro párrafo, del trabajo de la Universidad para la Paz:, sobre el tema: “Del respeto al derecho del medio ambiente, dependen el derecho a la salud, el derecho a un bien adecuado de vida, el derecho a la educación, a la igualdad, a la no discriminación, a la cultura, a la dignidad, al desarrollo armonioso de la personalidad, el derecho a la seguridad personal y de la familia… el derecho a la paz, el derecho al desarrollo”
El movimiento turístico mundial está ahí. De forma imparable. Arrollando cuanto se le pone por delante, como vemos en la precisa encuesta que ha realizado la Organización Mundial del Turismo, OMT, sobre la percepción de la comunidad sobre este desarrollo.
«Hoy en día, es más importante que nunca contar con una gestión adecuada del sector turístico en favor tanto de los visitantes como de los residentes, y asegurar que las comunidades locales se beneficien del turismo y sean escuchadas», dijo el Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili.
Turismo y Cultura de Paz, un binomio indivisible. Eso.
*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. ONU.
Mg. Elena Villar
Directora
Presidente de FEINPRETUDI