BASTA DE CONFRONTACIONES
Por Antero Flores-Araoz*
El clima de crispación al que nos lleva la falta de mesura y tolerancia entre el Congreso y el Gobierno, afecta y daña a todo el Perú. Estamos hartos de las confrontaciones, que lejos de crear el ambiente propicio para resolver nuestros problemas, los agravan innecesariamente.
Martin Vizcarra, llegó a la Presidencia de la República por esas situaciones del destino, ni queridas ni previstas, a lo que podríamos llamar “accidente de la política”. A su vez, la primera fuerza congresal, con un peso numérico regalado por las deficiencias de la “cifra repartidora”, que le dio más escaños que los que le correspondían por voluntad popular.
El Presidente de la República, confundiendo lo urgente con lo importante, olvida lo primero y se encapsula en lo segundo. En efecto, lo urgente y que requiere dedicación para la solución, es la conflictividad social que pone en peligro proyectos en marcha como Las Bambas y, proyectos pendientes de autorizaciones gubernamentales que significarán más inversión generadora de puestos de trabajo y bienestar, al mismo tiempo tiene que poner acelerador a la casi paralizada reconstrucción del Norte dañado por el Niño Costero e iniciar la reconstrucción en zonas de selva afectadas por últimos movimientos sísmicos. También tiene que tomarse medidas preventivas para otros desastres de la naturaleza, sin olvidar tantos “pendientes” que excederían el formato de esta columna de opinión.
El encapsulamiento del Poder Ejecutivo es en las reformas políticas y electorales, planteadas al Congreso a través de proyectos de reforma constitucional y proyectos de ley. Nadie duda que son importantes, pero ni urgentes ni tampoco indispensables y, reformas de tal naturaleza requieren de debate amplio y serio, que involucre tanto al Ejecutivo y Legislativo, y a todo el país, empezando por Universidades, Colegios Profesionales y tantas otras instituciones de nuestra Sociedad. Acabamos de ver las deficiencias de la reforma judicial propuesta por el Presidente Vizcarra, entiéndase Junta Nacional de Justicia, por el empecinamiento de hacer las cosas apresuradamente, lo que no debería repetirse.
El Presidente increpa al Legislativo falta de rapidez, y en dimes y diretes el primero plantea cuestión de confianza para que se aprueben por lo menos cinco proyectos, entre reformas constitucionales y legales, además de su política anti corrupción. La población lo aplaude pues está harta de la mayoría de parlamentarios, solicitando algunos grupos el cierre del Congreso.
Lo cierto es que solo puede ser disuelto si se ha censurado a dos gabinetes ministeriales o se les ha negado confianza cuando se presentan al Congreso luego de su nombramiento. En el actual caso, si se denegase la cuestión de confianza, la consecuencia únicamente es la obligación del gabinete de dimitir, pero no el cierre del Parlamento.
Cabe recordar que los parlamentarios no están sujetos a mandato imperativo y ni el Presidente puede ordenar que aprueben determinadas leyes, y menos reformas constitucionales que ni siquiera pueden ser materia de observación presidencial.
Pónganse de una vez a dialogar, que es el primer paso de la buena relación política, en bien del país.
* *Prestigioso Abogado y político peruano. Ex ministro del interior, Ex Senador, Ex congresista, fundador del partido político ORDEN
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