LUCHANDO CON EL BARRO
Por estar completamente de acuerdo con lo expresado por nuestra amiga y colaborada Dra. Alfonsina Barrionuevo* le cedemos nuestro espacio editorial, y como le puse el comentario en su blog «más daño le hace a la humanidad el barro= (lodo) y la podredumbre moral que se ha enquistado en gran parte de la población en el mundo»
Dice Alfonsina «Estamos en un momento grave en que el barro estruja y ahoga el corazón en nuestro pecho. Tenemos un río de barro amenazando correr por nuestras venas. Escucho los gritos de las mujeres en el barro. El llanto de los niños con el barro como una garra apelmazada sobre las mejillas. A los hombres intentando resistir el abrazo hosco, atrevido, del barro.
Como somos Perú estamos juntos en esa barrera de barro que en estos días nos invade. No quiero pensar si merecemos estas llokllas que se han desatado con furia. Este dolor que se niega a añadir una lágrima de espanto al barro. Todos sabemos que las heridas de barro que se han abierto han sido provocadas por el silencio nuestro. Lo sabíamos y nadie puede negar que arremetimos contra la Naturaleza hasta que ella se rebeló de esta manera desesperante.
Estoy pensando en una persona que pronosticó, no el barro que nos hace temblar, sino algo peor como es la muerte. Recuerdo haber entrevistado, en las últimas décadas del siglo pasado, al insigne sociólogo brasileño Josué de Castro. Le pregunté si la explosión demográfica daría alas al hambre, uno de los crueles jinetes de la Apocalipsis. Él me contestó sombrío. “No se preocupe por el hambre. Antes la gente se morirá de sed.”

Evangelina Chamorro emergiendo del barro milagrosamente después de ser arrastrada por un alud de barro «huaico» en Punta Hermosa en el 2017
A nivel mundial nosotros, necios, estamos destruyendo nuestro hermoso hogar, el planeta Tierra. El cambio climático que se ha ido acentuando desde 1925 cuando los periódicos del mundo publicaban desastres como el Fenómeno del Niño, seguimos provocando a la Naturaleza en todos los niveles, de los domésticos a los industrializados. La carrera es loca porque los que debíamos hablar, llenar las plazas en mítines porque somos la mayoría, callamos; y los que tienen la acción y son una minoría no actúan porque no les importa lo que pueda suceder con el planeta. Ellos piensan que podrán irse con sus caudales a otro mucho mejor. Ocurre en el Perú porque la inercia es nuestra enemiga común. Los sometimientos crearon a los que gritaron para adentro, lo cual es tan inútil, como enmudecer ante la opresión y ante el abuso.
A esta hora en que miles de familias se han quedado no sólo sin techo, sino sin nada para vivir, quisiera ir a las cumbres para llamarle a la Naturaleza y pedirle seguramente con Dios, que espere, que se detenga un poco. Quisiera ir, pero no puedo prometerle lo que no vamos a cumplir. Esta es una encrucijada. ¿Qué podría decirle yo, solo una voz, abrumada por la tremenda pena que encarna a quienes están sufriendo, más que el despojo, el frío, el hambre y la sed?
Si yo pudiera hablar con ella le prometería, porque estoy en Lima, que reforestaría las laderas de los cerros, en cuya curvatura discurre el río Rímac para contener futuras descargas, las nuevas llokllas, para que los aluviones no encuentren viviendas incautas a su paso, sino frescura de arboledas, cantos de pájaros, trincheras vegetales que nos protejan. Le ofrecería encausar el río Mamaqmayu (alias Rimaq), limpiarlo, evitar los desfogues mineros y otros, acabar con las aguas negras contaminantes y que vuelva a hacerse nuestro amigo. Le insistiría a la Carretera Central para que devuelva la buena calidad de sus aires para que no esté en emergencia. Sería recomenzar con lo que se debe hacer en el resto del país, que sufre la misma pesadilla. No nos hemos preocupado por ella que nos ha brindado ternuras que agotamos, quemamos y pisoteamos.
Que vuelvan a ser los ríos de Lambayeque a Ica el albergue oxigenado de criaturas dulces como los camarones de heroicas pinzas que nadan contracorriente de ida y vuelta hasta las lagunas de los deshielos. Es bueno saber por Salvador del Solar que los grupos arqueológicos no se han dañado. Será porque en los viejos señoríos se sabía que era más seguro construir en las alturas. Somos millones de peruanos que no queremos que el barro mande de esa manera en los latidos, queremos que sea barro pero fecundo, barro fértil para sembrar semillas de vida.

Carmen Escalante Gutierrez | Doctor en Antropología | Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco
Queremos siempre anochecer y amanecer con esperanza, ya lo dirá en su runa simi inspirado Carmen Escalante Gutiérrez, quien sustentó un jueves diéciseis de marzo su tesis doctoral en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. En qechwa dijo como se mantienen los valores de Qosqo, como se lucha para defenderlos, como se tiene que triunfar en España, porque el idioma de las sustentaciones de tesis tienen que ser en el Perú solo en español.
Este artículo fue motivado por Carmen Escalante. Me inspiró su gallardía. A veces no escuchamos a quienes nos hablan con una voz que trasciende sobre el barro y las injusticias. Personas como ella nos reconcilian todos los días con la vida. Hay mujeres y hombres que luchan tratando de salvarnos del barro.
*Abogada, escritora e investigadora peruana
Elena Villar
Directora
Magister en Turismo
Coordinadora del -CIESTCA–
Centro Internacional de Estudios Turísticos de canarias