31 DE MAYO 44 AÑOS DE LA DESAPARICIÓN DE YUNGAY
La triste noticia del deslizamiento de lodo y piedras después dos días de aguaceros en la localidad de Ab-e-Barik, distrito de Argo, donde quedaron enterradas decenas de viviendas ante el colapso de una montaña. Más de 2,000 personas muertas desparecidas bajo esa inmensa ola de tierra piedras y fango, el dolor de las personas por sus familiares sepultados en segundos por un desborde de la Naturaleza, las autoridades han calificaron el desastre natural como uno de los peores de la historia en su país.
Esta desgracia nos recuerda una película que ya vivimos con todo el terror que el suceso conlleva, somos generaciones que nunca olvidaremos el fatídico terremoto del 70, fue un horror que se aviva cada vez que leemos noticias como estas, y nos identificamos con el dolor de aquellos que la viven porque sabemos lo que significa. La impotencia y desgarro de saber que tus padres hermanos esposos hijos y todo los familiares desparecieron en tres minutos. Ese desastre es considerado el sismo más destructivo de la historia del Perú, no solo por la magnitud sino también por la cantidad de pérdidas humanas que afectó la región ancashina y varias provincias de los departamentos de Huánuco, el norte de Lima y La Libertad, dañando una extensa área de aproximadamente 1.000 km de longitud y 250 km de ancho de la costa y sierra peruana que causó 100 mil muertos.
Fue un 31 de mayo de un domingo con bastante sol para la estación, finales de otoño, un domingo en que todos estábamos esperando el partido de Perú contra Bulgaria; por eso en su primer partido la Selección de Perú jugó con un cintillo negro, recordando a las víctimas de dicha catástrofe natural. El partido en que iban perdiendo por 0-2, lograron remontarlo finalmente venciendo por 3-2 a los búlgaros, dedicando el triunfo a nuestro país como una forma de «alivio» ante la adversidad que sufríamos aquí.
Y si, fue una alegría que mitigó en algo la tragedia de la que hasta ese momento no se conocía la verdadera magnitud, puesto que las comunicaciones de 44 años atrás no eran las mismas que las de hoy, y el sismo fue de magnitud 7.9 MW en Lima y en algunos lugares alcanzó una magnitud de IX y X, sentido en toda la costa y sierra del departamento de Ancash, seguido de un alud que sepultó la ciudad de Yungay el domingo 31 de mayo de 1970, a las 15:23, realmente una catástrofe que no quisiéramos volver a vivir.
Son momentos tan angustiantes, que parecieron dudar una eternidad, nosotros estábamos en casa de los abuelos, y no nos permitieron bajar las escaleras para llegar a la calle, una vez pasado el movimiento, empezamos la evacuación, naturalmente con prioridad de los abuelos, que con sus lentos pasos de ancianos, nos parecía que se demoraron una eternidad y a nosotros nos hubiera gustado tener alas y volar sobre ello para llegar a la calle, fue una experiencia realmente de terror.
Lamentablemente vivimos en una zona tremendamente sísmica y todos los días nos repiten que debemos tener las mochilas listas para una emergencia, ya que el silencio sísmico en Lima es de muchos años y a mayor silencio sísmico mayor consecuencias tendrá el sismo que nos espera, dicen los expertos, no sabemos cuándo, pero por tradición a el mes de mayo se le conoce como el mes de los temblores.
Con todo el dolor que nos ha acusado esta desgracia en Afganistán, nos hacemos la misma pregunta ¿qué está pasando en la tierra?, la verdad no sabemos, si como las noticias se viven en tiempo real, se conocen más estas tragedias, no obstante, tenemos la percepción que nunca se han sucedido tantos desastres naturales de una u otra característica con tanta frecuencia y en cualquier parte del mundo.
Finalmente, sólo nos resta decirles, tengamos las mochilas listas y no sólo las materiales, no desestímenos los simulacros de terremotos y tsunamis que se están realizando a través de Defensa Civil, tómenos las cosas en serio que de haber, habrá un terremoto en Lima, y no quiero pecar de alarmista pero más vale precaver que lamentar. Puesto que la Naturaleza está llena de sorpresas.
EV.