LIMA ES LA CAPITAL GASTRONÓMICA DE AMÉRICA
Inolvidable el plato de Bandera del Perú, un ceviche de lenguado
Dicen que Lima es la capital gastronómica de América. Dicen que los paisajes más atractivos de esta ciudad son sus platos de comida. Dicen que si en otros lugares del planeta la gente habita en valles, montañas y desiertos, en Lima viven en exquisitos restaurantes. Dicen tantas cosas sabrosas sobre Lima. Y cuando mucho se dice «algo debe tener el agua cuando la bendicen»
Lima tiene restaurantes tan seductores, por su arquitectura y atención al cliente, como su apetitosa carta de comida. Entre ellos figuran Las Brujas de Cachiche, La Rosa Naútica, y El Bolivariano, que antes fue el antiguo convento de la Magdalena. Pero también hay restaurantes cuya abundancia de platos son una muestra de la fertilidad de la naturaleza en el Perú. Como el clásico José Antonio, Francesco, y el Central.
Lima, por supuesto, cuenta con restaurantes de cocina de autor, donde cada potaje es una aventura única e irrepetible. Dentro de este movimiento culinario se encuentran los establecimientos de Rafael, Malabar, Punto de Fuego, Mayta, y Rodrigo, que ofrece sus canelones de quinua caramelizados rellenos de foie gras, higos, huevos de codorniz y helado de queso parmesano.
Como cualquier ciudad acariciada por el mar, la gastronomía limeña le debe parte de su encanto gastronómico a sus pescados y mariscos. Las cebicherías –cuyo plato de bandera es el cebiche: pescado cocido en limón y sumergido en ají, cebolla y sal- son los templos del sabor que ofrecen inigualables presentaciones con los frutos del mar. En la avenida La Mar, muy cerca de la Costa Verde que baña Miraflores, hay cebicherías cuya fama se transmite de boca en boca, como El Restaurante Punta Sal, La Mar, Pescados Capitales, Cinco Esquinas, y La Red. Hay platillos que incitan al pecado de la gula: pulpitos a la parrilla, tacu tacu con camarones en salsa de queso, un cebiche de lenguado con langostinos.
Y, como debe ser, en algunos restaurantes se rinde culto a alimentos milenarios, como la papa, tan bien representada en el local Mi Causa, todo un homenaje a este tradicional plato hecho con el ancestral tubérculo andino. O en el Señorío de Sulco, donde revaloran antiguas recetas como la huatia. Si bien las cartas pueden ser como museos vivos, también tiene arte moderno, como el helado de coca. En muchos lujosos hoteles destacan restaurantes que ofrecen lo mejor de la culinaria popular. Allí, no puede dejar de pedir un piqueo criollo, que es una colección de hasta nueve platillos distintos en miniatura –entre otros, el ají de gallina, papa a la huancaína, cau cau, olluquito y la patita con maní- y acompáñelo con chicha morada.

Deliciosa para a la Huancaína, con su crema de exquisito queso freso peruano ají amarillo y otros secretos….
F/ Promperu