ESPAÑA: PROCLAMACIÓN FELIPE VI
El día de su boda, ya convertidos en marido y mujer, Don Felipe y Doña Letizia salieron al balcón central del Palacio de Oriente por primera vez para recibir las felicitaciones y los vítores de los ciudadanos. Hoy, diez años después, han hecho lo mismo, esta vez convertidos en los nuevos Reyes de España. Si entonces el momento estaba inevitablemente marcado por la intimidad y lo más esperado era el beso entre los recién casados, que fue tímido, la escena de esta mañana, aunque también emocionante y espontánea, ha sido distinta. Una pareja consolidada y mucho más segura, que durante toda una década se ha preparado para vivir este momento, ha saludado a las miles de personas congregadas en el lugar con una nueva responsabilidad aceptada tras la proclamación en las Cortes. Como entonces, hubo beso entre la pareja, pero mucho más convincente. Y como entonces, no han estado solos. Pero esta vez, además de Don Juan Carlos y Doña Sofía, les han acompañado sus hijas, la princesa Leonor y la Infanta Sofía, en una estampa muy familiar.
Los balcones del Palacio Real estaban engalanados con el escudo de la Casa Real y los escudos de las diecisiete comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Felipe VI y Doña Letizia llegaron cogidos de la mano hasta el balcón principal. Primero se adelantó el Rey, se escucharon los primeros vítores, y pronto le siguió su esposa, los dos muy sonrientes y serenos. Después, les siguieron sus hijas, que se subieron a unos pequeños pedestales para alcanzar la balaustrada con comodidad y, más tarde, Don Juan Carlos y Doña Sofía. Durante todo el tiempo que duró el saludo, se sucedieron los besos y muestras de afecto y de cariño entre todos los miembros de la familia real. Nadie quedó sin un beso, incluido el de la Reina Sofía y Don Juan Carlos. Don Felipe fue el último en abandonar el balcón.
Los Reyes han recibido el apoyo de una multitud (8.000 personas, según la agencia EFE) que ha celebrado el momento histórico con banderas de todos los tamaños, aplausos y vítores a la monarquía. «Felipe, Felipe», se escuchaba. La gente que ocupaba la plaza de Oriente había llegado desde primeras horas de la mañana, algunos incluso de madrugada. Todos han tenido que hacer cola para pasar el control de seguridad que estableció la Policía en los dos accesos habilitados, uno en la calle Lepanto y otro en la calle Requena, ambos en la plaza de Ramales, mientras los helicópteros sobrevolaban la zona. Los agentes tuvieron que distribuir a los ciudadanos para evitar grandes aglomeraciones en un mismo punto. Aunque ha hecho mucho calor, todos querían ver a los Reyes lo más cerca posible. Lo han hecho. Tan solo les separaban una valla y 50 metros.
F/ ABC/ REUTERS