LA BANDERA ES SAGRADA
Por estar completamente de acuerdo con todos los enunciados de nuestro ilustre colaborador nacional Dr. Antero Flores-Araoz lo vamos a insertar de forma textual, en nuestro espacio editorial, porque para nosotros la BANDERA ES LA PATRIA… Pensar en cambiarla ni pensarlo muchos menos aceptarlo… VIVA EL PERÚ LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE» … hace doscientos años que vivimos bajo esa Bandera…*
«Increíble pero cierto. A una persona se le vino la peregrina idea de cambiar nuestra Bandera y le dirigió una carta en tal sentido a una congresista, la cual, compitiendo con la primera en planteamientos absurdos, trasnochados y evidentemente cívico-confusos, lejos de desechar de plano la propuesta y actuando como si fuese cartero, la derivó al Presidente del Consejo de Ministros, el cual en lugar de descartar ipso facto el atentado contra la Bandera, pidió opinión al Sector Defensa.
Para que lo tengan clarito, la Bandera, al igual que el Himno Nacional y el Escudo, son símbolos patrios, como textual y conceptualmente lo determina el artículo 49 de la Constitución, que no se limita al enunciado, sino que aprueba el diseño de la Bandera de “tres franjas verticales con los colores rojo, blanco y rojo”.
Acabamos de celebrar el bicentenario de la Independencia Nacional, y dentro muy poco también conmemoraremos los doscientos años de nuestra Bandera, la cual fue establecida por Ley del 25 de febrero de 1825. Adicionalmente, el Tribunal Constitucional estableció que “… los símbolos patrios tienen una función de representación de sentimientos de identidad nacional” y agrega que “su permanencia, estabilidad e INTANGIBILIDAD es lo que permite que generaciones sucesivas se identifiquen con los símbolos y los conviertan en un factor de cohesión social y de orgullo” (Causa 00044-2004-AI-TC).
Pero más allá de la normatividad legal, es bueno recordar que desde temprana edad fuimos inculcados en el respeto y el amor a Dios, la familia y la patria, que son sagrados y, atentar contra el sentimiento patrio es social y cívicamente gravísimo. Más aún, supimos que el rojo de la Bandera era para recordar la sangre de nuestros héroes y el blanco, el alma nacional.
Al criticar la afrentosa propuesta, podríamos entenderla en la supresión del curso escolar de Educación Cívica, así como de la preeminencia de cursos de ciencias respecto a los de humanidades que son formativos y que deberían fortalecerse.
Para los que amamos la patria, la bandera es sacrosanta e indigna que se pretenda cambiarla, como si fuera ropa usada. El solo hecho de plantearlo insulta y ofende a nuestros héroes y a su memoria. El coronel don Francisco Bolognesi en la Guerra del Pacífico, sitiado por las fuerzas beligerantes del sur, siendo invitado a capitular, no se rindió, contestando que combatiría “hasta quemar el último cartucho”, sucumbiendo en defensa de la patria y la Bandera.
Alfonso Ugarte, en el morro de Arica, se inmoló para que la Bandera no cayera en manos extranjeras y, ni que decir del Caballero de los Mares, el gran almirante don Miguel Grau Seminario, que después de exitosas batallas navales, comandando el monitor Huáscar, un lejano 8 de octubre falleció al ser hundido el navío con sus valerosos compañeros de armas. Lo hicieron defendiendo la Bandera como más recientemente también lo hizo José Abelardo Quiñones en la frontera norte, estrellando el avión abatido que piloteaba, contra las fuerzas opositoras.
Ojalá quienes erradamente intentan el cambio de Bandera, puedan alguna vez estar un 28 de Agosto en Tacna en el Paseo de la Bandera y perciban el fervor y homenaje que se rinde a ella. Sería el mejor antídoto para sus devaneos».
Elena Tejera
Directora
Magister en Turismo y Comunicación