EL TURISMO Y LOS VALORES CON LOS QUE CONVIENE VOTAR EN ESPAÑA
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Interesante editorial del diario preferente.es sobre la política y el turismo…
Pragmatismo, tolerancia, transparencia o autocrítica son necesarios para acertar en las soluciones a los retos
Por encima de partidos e ideologías, se ha demostrado más aconsejable tener en cuenta el perfil psicológico y personal de sus líderes
El Turismo en España se juega su rumbo este domingo 28 de mayo de elecciones en la mayoría de Comunidades Autónomas y en los más de 8.000 ayuntamientos del país, así como en Cabildos y Consells para las islas.
El sector ha estado muy presente en la campaña electoral de las distintas formaciones políticas, con visiones muy diferentes según cada extremo que pueden atribuirse parte de razón en su diagnóstico, aunque quizás no siempre en sus soluciones.
La medida más dañina que ha sufrido el bienestar ciudadano ha venido con el fomento del alquiler vacacional hace casi una década, que ha traído un agudo encarecimiento de la vivienda, un empeoramiento de la convivencia vecinal, la pérdida de identidad de los barrios más emblemáticos, o los problemas de movilidad tanto en atascos como en aparcamientos.
Con independencia de las siglas, el desarrollo de una industria turística sostenible pasa por una serie de valores que conviene tener presentes a la hora de votar de cara a revertir decisiones tan funestas como fue la de promocionar el modelo auspiciado por Airbnb, y defendido por algunos partidos solo porque pensaban que perjudicaba a los hoteleros.
Así, parece más que oportuno que el principio del pragmatismo impere sobre los liderazgos más dogmáticos y sectarios que presumen con recurrencia de superioridad ideológica, como ocurre con actuales presidentas de distinto color por todo el país y que alejan el gobierno sobre una mayoría, y dejan huérfana a la centralidad social de verse representada.
Estas obsesiones han conducido inevitablemente a aumentar la intolerancia a quien piensa diferente y a polarizar la convivencia, con ejemplos extremos de hasta anteponer un idioma por encima de salvar vidas con más médicos en hospitales o de retener talento en las escuelas.
El pragmatismo y la tolerancia se hacen tan necesarios como la integración de minorías sin excluir por su cultura ni tampoco si hablan la lengua común nacional, de igual modo que resulta conveniente una mirada al futuro limpia de resentimientos respecto a conflictos de hace dos generaciones sobre los que se debería seguir promoviendo la reconciliación.
Junto a estos valores también cabría promover el de la transparencia y la ejemplaridad desde la gestión pública, primando a aquellos que den la cara frente a casos de extrañas desapariciones de denuncias, o de quienes antepusieron su interés particular sobre el general de sus representados.
La coherencia, desde luego, sobresale como otro principio más que aconsejable, de igual modo que la autocrítica de la que han hecho gala partidos de todo el espectro, aunque también con sonadas excepciones en el caso de las autoridades con un perfil más aferrado a postulados radicales.
El Turismo empresarial en el país ha demostrado funcionar en base a una mayoría de estos valores, con sus iniciativas de subir salarios e invertir en sostenibilidad y en el bienestar de sus plantillas, pese a que estas medidas se las han querido atribuir determinadas formaciones políticas.
Ninguna ideología o partido se ha demostrado mejor o peor en materia turística por el mero hecho de su ideario, sino que quienes a nivel personal más partieron de los principios equilibrados, mayor ha sido su acierto sobre una gestión turística que siempre se vio favorecida si existió colaboración público-privada.
España y su principal motor económico afronta en las próximas horas un momento clave para su devenir, y por encima de partidos e ideologías, se ha demostrado más aconsejable tener en cuenta el perfil psicológico y personal de sus líderes, de cara a extraer todo el potencial de los recursos y sus circunstancias.
F/Preferente.es