LLORA EL CAJON PERUANO
Estamos seguros que así como a nosotros la súbita muerte de Rafael Santa Cruz lo lleno de estupor y profunda tristeza, ya que la muerte sobre todo de personas jóvenes y de tanta valía dejan espacios muy dificultes de sustituir, sólo tenía 53 años y horas antes de dejar este mundo terrenal para cruzar el umbral de un mundo mejor, estuvo animadísimo tocando su infaltable “cajón” y cantando, haciendo bailar a miles de personas que se agolpaban en el auditorio del Gran Estelar de la Feria del Hogar, triste suceso para una Feria que se reinauguraba después de tantos años.
Amaba su música, y fue heredero de una gran familia de reconocidos artistas, fue hijo del torero Rafael Santa Cruz , sobrino del inolvidable Nicomedes Santa Cruz, insigne decimista peruano, y para nosotros la admirada Victoria Santa Cruz gran maestra e investigadora del folklore afroperuano, y se podría aplicar muy bien el refrán popular “de tal palo tal astilla”.
Para nosotros los peruanos sabíamos el trabajo que hacía, para nuestros lectores extranjeros le diremos, fue músico, actor, maestro, un ser pleno de maestrías y muy carismático.
Empero, de cierta manera, lo que nosotros queremos evidenciar es la inestabilidad de la vida, y de lo único que tenemos certeza es que algún día, en algún momento, tendremos que emprender ese maravilloso viaje sin retorno, y por qué le decimos maravilloso, porque nadie ha regresado para decir lo contario, y si creemos en un ser superior, llámese como se llame, tenemos la seguridad que llegaremos a él…
No estamos pesimistas por el contrario, sólo podemos decir que debemos estar preparados con nuestra vida para ese momento que llegará, claro, que llegará ¿Cuándo? … Pues Dios Dirá…
La directora.