SIMULACRO DE SISMO
FRAN-CA-MENTE.- La mayoría de la población peruana en sus hogares, no toma en serio estos simulacros, lo hemos comprobado en repetidas ocasiones.
Nosotros decidimos tomar en serio el último realizado y no se imaginan las fallas que tuvimos que corregir y otras que hemos tomado en cuenta, ya que fue toda una odisea.
En primer lugar el tiempo que tardamos en abrir la puerta principal quitándole todas las seguridades nos pareció interminable, luego corrimos hasta la lavandería para sacar a nuestro ángel guardián, nuestra querida “Pinky” que salió como loquita puesto que las sirenas de bomberos y ambulancias la alteran.
Finalmente, cuando logramos sentarnos en las escaleras ya que estamos muy cerca de la puerta del edificio, no teníamos puesto el abrigo que estaba precisamente para emergencias muy cerca de la puerta de entrada, la linterna no funcionó ya que las pilas se deben haber gastado por no usarlas, entre otras cosillas. Lo peor de todo fue que las llaves de entrada se quedaron puestas en la cerradura por el lado interno…Les confesamos humildemente que nuestro simulacro fue un chasco…
Y si esa fue nuestra reacción ante un evento programado… Esperamos reaccionar mejor ante un terremoto como el que se espera en cualquier momento, ya que el silencio sísmico según los expertos es muy largo… No queremos ser alarmistas y esperemos que no ocurra, pero por favor en la mochila de emergencia no se olvide de LA COMIDITA PARA LAS MASCOTAS Y LAS BOLSITAS PARA RECOGER las… Además tenga un collar con correíta para sujetarlas ya que ellas se ponen nerviosas con todo… Por favor revisar los remedios recuerde que tienen vencimiento, y reponga todo lo que ha consumido de su «mochila de emergencia» sobre todos los filetes de atún que son muy socorridos cuando uno no tiene tiempo de preparar nada…
Un terremoto no es cosa de niños…Bien que lo sabemos… Y como dijo un ministro de triste recordación “y que Dios nos ampare” ¡Ah! nos olvidamos en nuestro edificio no salieron ni las mascotas… Salvo Pinky naturalmente… FRAN-CA-MENTE