“TURISMO DE LA CARNE” Y APARTAMENTOS ARRENDADOS
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EL TURISMO QUE VIENE, A EXAMEN
“El conocimiento y la experiencia
al servicio del desarrollo turístico”
Antonio-Pedro Tejera Reyes*
Mi buen amigo Lluis Mesalles, que cruzó el umbral hace ya varios años, profesional analista del desarrollo del turismo mundial, editor-director de “Boletín Turístico. com”, nos llamó la atención en sus últimas publicaciones sobre dos temas de sobrado interés, tal como él acostumbraba hacer con su ágiles e instructivos comentarios.
En “El turismo de la carne” nos trae al escenario un viejo barrio de la ciudad de Nueva York, donde la iniciativa y el conocimiento estaban desarrollando un núcleo poderoso de atracción turística que quizás – el tiempo lo dirá – lo coloque como una razón gastronómica para visitar la ciudad, lo cual, al menos, será una buena alternativa.
Ese barrio viejo de calles empedradas y antiguas grandes casonas, era donde proliferaban los mataderos, manipuladores, y empacadores de carnes, y donde hoy se están instalando toda una teoría de tabernas y restaurantes típicos en cuyo lugar sus escogidos platos están referidos precisamente a la carne.
Un generoso aprovechamiento de un escenario que estaba establecido, y que se acomodó para sacarle el rendimiento acorde con la evolución de la sociedad, sus gustos y preferencias, algo que nos trae a la memoria muchos recuerdos, uno muy especial con los aromas humeantes de los asadores marineros de las sardinas frescas en la bella ciudad de San Sebastián, allá en las costas cantábricas de España, en los alrededores de una de las playas más famosas del mundo: La Playa de la Concha.
El otro panorama turístico que comenta Lluis Mesalles, se trata de los apartamentos que se alquilan por noches en casi todas las grandes ciudades del mundo, y cuya proliferación va en constante aumento debido principalmente a la facilidad que permite hacer su contratación a través de la red.
Hace muchos años que conocemos esta modalidad, fundamentalmente operando en Madrid.
Con una excelente presentación y un servicio discreto y eficiente, tuvimos oportunidades de ocupar alguno de estos apartamentos, digamos de “cinco estrellas”, en el mismo centro de la ciudad, en aquellos tiempos en los cuales se hacía imposible conseguir alojamiento durante la celebración de FITUR, si uno se retrasaba en hacer su reserva. Una de estas veces descansamos – no pudimos dormir sentado en un sillón – toda una noche en la recepción de un viejo hotel en la Gran Vía, y en otra ocasión pasamos la noche acompañados de un gentil taxista recorriendo “estaciones”, hasta que el amanecer nos descubriera ante una sopa de ajos, en un típico mercado madrileño… Eran otros tiempos…
El tema de los apartamentos arrendados de esta forma, tiene, por supuesto, sus ventajas y sus inconvenientes. La privacidad es una de las ventajas. Conocí, por ese entonces, a dos altos ejecutivos peruanos –fueron quienes me descubrieron el secreto; mi ilustre amigo Carlos Canales sabe algo de esto – que se alojaban de esta manera en Madrid. Me decían que así atendían a quienes ellos querían porque no había un hotel de referencia donde podían localizarles los amigos “inconvenientes” que siempre se dan esos tipos de desplazamientos largos, congresos, ferias, etc. Así me decían. El servicio de teléfono, oficinas, limpieza, etc. puede ser óptimo sin ningún tipo de condiciones. En cuanto a la gastronomía, estos apartamentos generalmente tienen en sus alrededores todo tipo de cafeterías, restaurantes, etc.
¿Desventajas? Muchas, claro está. Todo depende de lo que cada cual desee, pero no cabe duda de que sean una opción válida para miles de personas de toda clase de nivel de vida.
¿Reglamentarlos? Quizás con los medios y las fórmulas que existen hoy en día, cada vez más técnicas y sofisticadas, parece un imposible…
En la era del conocimiento la libertad se impone, y el poder decidir entre un hotel o un apartamento arrendado es eso: libertad… Después, usted decidirá si salir a comer en “la gran manzana” o/a los suntuosos comedores del Waldorf Astoria, o al “turismo de la carne”… Juanito Kojua y sus sardinas asadas, en las costas del Cantábrico español, nos quedaría muy lejos…
*(Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. ONU)