RECUERDOS Y CUENTOS TURÍSTICOS
EL MUNDO TURÍSTICO QUE SE NOS FUE
Antonio-Pedro Tejera Reyes*
Un apartado del periódico ABC de España, allá por los años 60 del pasado siglo, publicó un pequeño suelto bajo el título de Greguerías, cuya síntesis venía a contar como en un arrabal de una carretera cercana a Valencia un payés (campesino), en un día soleado del verano de las costas mediterráneas españolas, cocinaba con esmero una paella, sobre un fuego de leña entre un andamiaje de unas acomodadas piedras, cuyo guiso despedía unos excelentes aromas. Coincidentemente pasó por allí un matrimonio extranjero en un automóvil descapotable, deteniéndose a observar a nuestro hombre y las labores que hacía. Con la galantería normal del campesino español, el buen hombre les invito a probar el humilde guiso que había preparado con la consiguiente aprobación de sus invitados, que después de degustar dos suculentos platos de aquella paella, quedaron en volver otro día con unos amigos si el hombre les preparaba un guiso como el que acababan de probar. Lo hicieron, naturalmente pagando por el servicio.
Para no alargar más el cuento, dos años mas tarde, en ese mismo lugar aparecía una típica construcción del más humilde campo valenciano (la barraca) que lucía un letrero que decía: Paellas Casa Pepe.
Este sencillo cuento nos trae al recuerdo como en el año 1965, en Málaga, Andalucía, Costa del Sol española, tuvimos la suerte de conocer el barrio de El Palo. Allí había una humilde construcción junto a la playa donde se asaban sobre brasas de carbón, en la noche – al menos en la noche lo conocimos – grandes cantidades de sardinas, ensartadas en unos pinchos de caña, para atender a unos parroquianos turistas que se desplazaban allí llevados por programas preparados por agencias de viajes y guías turísticos extranjeros. El lugar, de un tipismo espectacular, se llamaba Casa Pedro, en cuyo lugar pasamos una agradable velada junto a unos inolvidables personajes que asistíamos a un seminario de turismo organizado por el Instituto de Estudios Turísticos, entre ellos el conde Augusto Premoli, Director General del “Ente Nazionale Italiano, per il Turismo”, conferenciante en el citado seminario.
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Así lucía la fachada del HOTEL CARIHUELA PALACE, en Torremolinos en los años 1965, cuando se celebró el curso del recién fundado Instituto de Estudios Turísticos Español
Diez años más tarde, debido a una de esas tretas que el mal tiempo nos ofrecía en nuestros desplazamientos Canarias-Madrid, el vuelo tuvo que desviarse y hacer noche en Málaga, por lo cual los pasajeros fuimos alojados en Torremolinos, emporio turístico muy cerca de la ciudad capital. Recordando lo pasado, decidimos hacer una visita a la ya célebre Casa Pedro. La transformación era sorprendente, era ya un gran restaurante con capacidad para cientos de personas, y el servicio y el gentío que albergaba no tenía que ver nada con el lugar típico que conocimos en su día. “El progreso” había construido un largo paseo y la Ley de Costas se encargó, mas tarde, todos los chiringuitos donde llegaba el turismo en busca de lo típico. En el año 2009, este emblemático restaurante desaparecía no sin antes haber pasado por el Manuel Fraga, José María Aznar… y toda una larga sería de personajes de la vida social, política y farandulera española e internacional… desarrollo sostenible a la española.
Enlazamos estas reminiscencias del turismo español con nuestra primera estancia en un hotel, en Las Palmas, recordando el viejo Hotel Madrid, allá por los años 1958 del pasado siglo, en la recoleta y bien conservada Plaza de Cairasco, lugar emblemático de la ciudad presidida por la estampa señera del Gabinete Literario, también de muy gratos recuerdos para nosotros en nuestra vida social y profesional.
Volví a la Plaza Cairascoy al Hotel Madrid, en el año 1996, y pude revivir lo que hoy llamamos desarrollo turístico sostenible: “El hotel sigue allí… recorrí sus pasillos embrujados de múltiples recuerdos e ilusiones… los mismos dueños, las mismas paredes, los mismos sueños, todo inmenso en el acontecer del tiempo… las mismas tablas en sus suelos, algo mas roídas… sus viejos sillones, sus alfombras con las que tampoco había podido el paso de los años…” Nada parece haber cambiado en este 2014… hasta la habitación donde se alojó Franco el día antes de su golpe de estado dicen estar intacta, sin embargo de aquella solitaria estrella que lucía en 1996, ahora luce una categoría de 4 estrellas. Algo tiene que haber cambiado.
Sentado en la terraza que enmarca la fachada de Hotel Madrid, pasamos a recordar un pasado que tiene mucho que ver con el desarrollo del turismo mundial, pues las situaciones son tan extrapolables que cientos de veces recordamos lo ocurrido en unos cercanos rincones y somos testigos del reflejo que nos llevan a los mas recónditos lejanos lugares donde el turismo llegó y fue riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad entera…
Hechos y realidades de la historia del turismo que nos llevan de un lado a otro trayéndonos el aroma de las paellas que en su día elaboramos emulando a las mejores excelencias de “La Barraca”, en Madrid, o el profundo olor a mar de las sardinadas de “Casa Pedro” en Málaga, para navegando en el Atlántico, llegar a Canarias, en Las Palmas, hasta las conservadas instalaciones del “Hotel Madrid”, “cuna de imborrables recuerdos, trémulas pisadas y alientos contenidos, cargados de viejas añoranzas”…
*(Del Grupo de Expertos dela Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. ONU)