EL TURISMO EUROPEO A IRÁN SE TRIPLICA
Los turistas no han esperado a un acuerdo con las principales potencias sobre el desarrollo nuclear para visitar Irán. El número de europeos se ha triplicado en el primer semestre con respecto al año anterior, y las perspectivas son igualmente halagüeñas para los próximos meses. Los datos revelan tanto el potencial como las limitaciones de un país castigado por 35 años de aislamiento, los ocho últimos bajo un Gobierno que se regodeaba en el desafío a la comunidad internacional: en agosto, algunos grupos tuvieron que cancelar su viaje por falta de habitaciones en Isfahán y Shiraz.
“Este verano ha sido el primero desde la revolución de 1979 que hemos recibido más visitantes que iraníes han viajado fuera”, anuncia ufano Masoud Soltanifar, vicepresidente de Irán y responsable de la Organización del Patrimonio Cultural y el Turismo.De acuerdo con los datos del departamento de inmigración, 1,49 millones de viajeros llegaron al país frente a 1,41 millones de iraníes que se desplazaron al extranjero durante el verano.
Aunque eso incluye todas las entradas y salidas, resulta significativo. Soltanifar señala que “el número de europeos que visitan el país en viajes organizados ha aumentado un 200%”, entre el 21 de marzo y el 21 de septiembre, primer semestre del año persa, con respecto al mismo periodo del precedente. En el caso de los alemanes, casi se ha cuadruplicado al pasar de 2.800 a 10.500.
“La política del presidente Hasan Rohaní hacia el resto del mundo sin duda ha ayudado”, afirma Soltanifar. Además, destaca la seguridad que ofrece Irán frente a la mayoría de sus vecinos y avanza medidas concretas para facilitar el turismo como la simplificación de los trámites de visado. “Ahora, 190 nacionalidades pueden obtenerlo en el aeropuerto y para 2016 esperamos implantar el visado electrónico, e incluso estamos negociando su supresión con algunos países”, explica.
Es un cambio de actitud consistente con la voluntad de apertura expresada por Rohaní. Pero también parte de una estrategia más amplia para cambiar la percepción de Irán en el mundo, dañada por su asociación con el radicalismo tras la revolución y, más recientemente, por el empeño nuclear y la represión de las protestas postelectorales durante la etapa de Mahmud Ahmadineyad. Las normas sin embargo no han cambiado: las mujeres tienen que cubrirse la cabeza y el alcohol está prohibido.(…)
F/ El País /Internacional